Hay actores a los que la cámara quiere y hay otros que se la comen. Llàtzer Escarceller, que ayer falleció en Barcelona a la edad de 96 años, era de estos últimos. Y en su caso la edad no importaba. Francesc Betriu lo tuvo claro desde el instante en que lo descubrió por casualidad en el puesto de pipas y caramelos que el entonces futuro actor regentaba cerca de los mueles de las golondrinas del puerto de Barcelona, ciudad a la que se trasladó a vivir a los 44 años. Corría el año 1975 y el director necesitaba un perfil como aquel para su película ‘Furia española’. No comenzó de joven Llàtzer en el cine, pero lo hizo a toda velocidad, llegando a intervenir en unas ochenta películas además de hacer teatro, televisión y publicidad.
Fue una película y un legendario espacio de TV3 los que popularizaron el rostro sonriente y un punto burlón del actor. Su papel en ‘Makinavaja’, haciendo de padre del protagonista Pepe Rubianes y sus apariciones en los programas ‘Filiprim’ y posteriormente ‘Tres i l’astròleg’, dando la réplica a Josep Maria Bachs, le convirtieron en el ‘avi’ de la escena catalana; no en vano había nacido en 1914 en Ribes de Freser (Ripollès), a penas constituida la Mancomunitat, inaugurada la Biblioteca de Catalunya y declarada la Gran Guerra tras el magnicidio de Sarajevo. A pesar de su avanzada edad LLàtzer Escarceller mantuvo siempre una envidiable fuerza vital que solo le comenzó a flaquear a raíz de la muerte de su gran amigo Pepe Rubianes. Muchos amigos coincidieron en señalar que este hecho le dejó muy tocado.
Para cuando Escarceller dio al salto a toda España apareciendo en el célebre ‘Un dos tres, responda otra vez’, ya había actuado en una larga lista de películas: Furia Española (1975), Estigma (1980), Los fieles sirvientes (1980, La plaça del Diamant y La revolta dels ocells (1982), Idil•li eixorc (1983), Asalto al Banco Central (1983), La senyora (1987), El aire de un crimen (1988), Sauna (1990) o Don Jaume el Conquistador (1994), entre otras, además de Makinavaja y sus secuelas en televisión y cine.
El 29 de Septiembre de 2008, los compañeros de profesión le rindieron un homenaje que lo consagró, definitivamente, como el ‘avi’ de la escena catalana. En nombre de todos, y dado que Llàtzer no tenia família, Paco Pàmies, Jaume Albó y Maria Lluïsa, la mujer que ha cuidado de él estos últimos años, estuvieron a su lado hasta los últimos instantes de su vida. Hace unos días les dijo que ya no quería ni comer ni fumar, una señal inequívoca para sus allegados.
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