1/10/10

Joan Triadú, el pedagogo del catalanismo

El Collsacabra es una comarca natural del nordeste de Vic formada por una serie de valles húmedos, verdes y angostos escondidos tras una masa de roca calcárea. Es una tierra de leyenda, con reminiscencias a medio camino entre la edad media y el excursionismo de principios del siglo XX. Sobre esta comarca Joan Triadú (Ribes de Freser 1921) escribió en 1955 una de sus escasas obras en prosa, ’El Collsacabra, itinerari espiritual’, un texto amable y lúcido en el que, quizás sin proponérselo, este crítico y pedagogo proclamó parte de su ideario sobre la recuperación cultural y lingüística de Catalunya a la que dedicó toda su vida. Joan triadú falleció ayer en Barcelona a la edad de 89 años.
Triadú apostaba por el siglo XX como auténtica edad de oro de la cultura catalana a pesar de todas las dificultades inherentes a las dictaduras. El peso de una histórica potente y la fuerza de les generaciones de antes de la guerra, eran para el crítico la mejor base para que los jóvenes autores de la segunda mitad del siglo pudieran protagonizar, como de hecho él aseguraba que estaban haciendo, la recuperación definitiva de la lengua y la cultura catalanas. En sus libros de memorias ‘Dies de memòria 1938-1940. Diari d’un mestre adolescent’ y Memòries d’un segle d’or’, Joan Triadú sostuvo siempre estas idea; como cuando hablaba del Collsacabra como fuente de naturaleza que se abría hacia la llanura ofreciendo al país toda su riqueza escondida y antigua. Ese era el espíritu de la Catalunya del hombre que hizo de profesor de catalán a Jordi Pujol.
Joan Triadú había comenzado a ejercer de maestro en 1937, a penas terminado el bachillerato. La urgente necesidad de maestros forzó a la Generalitat a crear una auténtica quinta de biberón en las aulas, y Triadú obtuvo el título de catalán de manos de Pompeu Fabra. Pero acabada la guerra sus estudios fueron invalidados y tuvo que volverse a examinar de todo el bachillerato, tras lo cual ingresó en la Universidad de Barcelona para estudiar filología clásica, de la que se licenció en 1942. Al año se le declaró una fuerte tuberculosis, de la que se recuperó tras una larga estancia en Cantonigròs, en pleno Collsacabra. Aquellos dos años sirvieron a Triadú para reflexionar sobre su futuro; de ahí el libro sobre aquella comarca.
En 1946 fundó la revista Ariel, comenzando su trabajo de crítico, y al año marchó a Liverpool, en cuya universidad ejerció de lector de catalán durante dos años. A la vuelta de Inglaterra publicó sendas antologías de cuentos y poesía catalanas de la primera mitad de siglo que fueron objeto de no pocas polémicas por parte de autores no seleccionados, según ellos, por criterios extraliterarios. El crítico Triadú tenía justificada fama de exigente. Las publicaciones Forja, Pont Blau, Serra d’Or o el diario Avui publicaron sus artículos. 'La poesía segons Carles Riba' (1954) y 'Llegir com viure' (1963), fueron algunos de los 16 libros de ensayo y crítica literaria. Tradujo también sonetos de Shakespeare y las 'Olímpicas' de Píndaro.
Desde que en 1944 fundara el premio de poesía de Cantonigròs, Joan Triadú fue un promotor cultural incansable. Lógico, porqué no entendía el futuro del país sin una sociedad civil fuerte, catalanista y defensora de la reconstrucción nacional a través de la recuperación de la lengua y la cultura. La Agrupació Dramàtica (1974) y Omnium Cultural, entidad a la que se integró en 1962, fueron algunas de las plataformas que contribuyó a crear o en las que dejó su estilo personal.
Pocas obras de toda una vida fueron tan ingentes y reconocidas como la de Joan Triadú; por ello obtuvo los mayores galardones que se otorgan a cualquier ciudadano de Catalunya: Creu de Sant Jordi en 1982, premi d’Honor de les Lletres Catalanes en 1992 y Medalla d’or de la Generalitat en 2001. También fue socio de honor de la Associació d'Escriptors en Llengua Catalana y secretario técnico de Ómnium Cultural. Como pedagogo, dirigió la Institución Cultural del CIC y la Escola Thau de Barcelona, de la que fue fundador. En 1975 fundó también el Consell Català de l’Ensenyament. Posteriormente dirigió la Societat Catalana de Pedagogia, filial de l’Institut d’estudis Catalans.