El cantautor Jordi Barre, fallecido ayer en su municipio natal de Argelés (Rosselló), era un moderno ‘avant la lettre’; quizás por eso lo de clásico de la canción, como muchos vinieron a llamarle, le sonó siempre un poco a funeral avanzado. Como respuesta, hace unos meses gravó un disco con un rapero perpiñanés de una veintena de años. El tenía 90 largos.
Barre (Argelés de la Marenda 1920) era uno de esos tipos que siempre están a la última. Con Internet hoy eso no es tan difícil, pero hace setenta años las cosas pintaban mucho más crudas para esas mentes despiertas. Y como él lo era, no dudó en hacerse artista ya de muy joven. Al frente de su orquesta no había ritmo ni canción que se le resistiera. Conocía el último hit de la radio norteamericana y la más reciente tonada napolitana tan de boga por entonces. Era el rey de los escenarios.
Tras treinta años de éxitos, bailables y melodiosos, Barre conoció a Esteve Albert, otro moderno de cuando esa palabra tenía sentido humanístico. Albert, poeta, erudito y un poco trotamundos, le introdujo en la música y la poesía catalanas. Viviendo en Perpinyà y yendo de un lado para otro, la verdad era que Barre tenía un poco abandonada su lengua materna. A través de Albert entró en contacto con ‘El Fanal de San Vicenç’, colectivo artístico y musical que impulsó el renacimiento del catalán en el Rosselló. El escritor más conocido y celebrado de las comarcas catalanas del norte, Jordi Pere Cerdà, formaba parte de ese grupo. Le mostró el poema ‘Canta Perpinyà’ y le pidió si se atrevería a musicarlo. A partir de 1963, cuando editó su primer disco en catalán con poemas de Cerdà, y a la vez primer disco en catalán editado en Catalunya Nord, Jordi Barre ya nunca dejó de cantar en su lengua. Como decía ayer el escritor: “Barre siempre hizo lo que quiso”, privilegios de talentos.
‘El xiprer verd’ (1979), ‘Si te'n vas’ (1984), ‘Amb la força de l'amor’ (1990), ’Angelets de la terra’ (1993), ‘Els reis de Mallorca’ (1993), ‘Jordi Barre a l'Espai’ (1995), ‘Tots els records’ (1998), ‘Infants de l'univers’ (2000), ‘Jordi Barre Live’ (2005) i un triple DVD (2007), como resumen de su carrera artística, conforman el grueso del legado musical de Barre. Tras escribir unas 250 canciones, musicar a poetas como Joan Maragall, Josep Carner, Josep Mª Andreu, Joan Amades, Joan Cairol o Joan Tocabens o actuar en medio mundo (de Mánchester a Tokio pasando por el Olympia parisino), Jordi Barre recibió en 1992 la Creu de Sant Jordi y la Orden Nacional del Mérito francés.
El cantante será enterrado este sábado en Perpinyà.
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