Humorista gráfico, creador de dibujos animados, periodista, fotógrafo, realizador cinematográfico, pintor y cronista de deportes y toros, Àngel Puigmiquel (1922) falleció ayer en su ciudad natal, Barcelona, a los 88 años de edad. Sus amigos sostenían que Àngel “era un hombre de una sabiduría y una amplitud de conocimientos sólo superados por su gran humanidad”, tal como decía una nota que la editorial Glenart hizo pública ayer a mediodía nada más saberse su fallecimiento de su autor.
Salvador Vázquez de Parga escribía en el epílogo del libro de Puigmiquel, ‘El ladrón de pesadillas’, que “supo elevar la historieta española a niveles pocas veces igualados en el difícil género que cultivó”. Àngel Puigmiquel era realmente un creador excepcional que sobresalió en todos los terrenos en los que intervino y fue autor de obras maestras que de la historia del tebeo.
Su trabajo en el mundo del cómic lo desarrolló fundamentalmente durante los años cuarenta en las revistas Chicos, para la que creó en 1942 su serie más importante, Pepe Carter, y Coco, las aventuras de unos niños detectives en un mundo imaginario. En 1944 desarrolló también la serie de aventuras Puños contra plomo. Por aquella época creó también las aventuras de Bambolia y Púa (1943), ambientadas en una jungla que recuerda a la de Tarzán, la serie En el país de los chiflados (1944) y El ladrón de pesadillas (1948), un relato entre la fantasía y el género negro.
Para la revista Cubilete recreó los cuentos de hadas en Petalito (1949). En 1950 aparecieron las series Búfalo y El torero Manzanilla en la revista Búfalo. En 1952, el autor abandonó la historieta para dedicarse al cine de animación en Venezuela. Regresó a Barcelona en 1963.
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