A aquel exitoso debut lírico siguieron 'Long play per a una ànima trista (1986), 'Lliri entre cards' (1988), 'Tots els sonets de Shakespeare' (1993), con el que ganó el premio Serra d'Or de traducción al año siguiente, 'La insostenible lleugeresa del vers' (2002) i 'El Jardí de les delícies', que fue una de les novedades literarias de este Sant Jordi y a la sazón de los libros más vendidos en las comarcas del Ebre. Vergés publicó también una antología de Vicent Andrés i Estellés (1996) i algunas biografías y ensayos.
Gerard Vergés era un humanista de manual; un hombre de gran cultura, educación exquisita, presencia impecable, humor fino y amante de la buena mesa. Así fue como lo conocí, comiendo y hablando de comida. Fue un sábado de 1990 en una masía del Penedés. Josep Bargalló, en nombre de Edicions El Mèdol, citó a unos cuantos autores para proponernos un serie de libros sobre la cocina del litoral catalán. Así, entre copas, nació 'Barques i fogons', cuatro libros entre lo literario, la cocina, el vino y el olor a mar, o sea: la buena vida, raíz del humanismo mediterráneo. Entre risas, anécdotas y citas de todo tipo, Vergés aceptó escribir, junto a Ramon Gomis i Josep Gual, el libro correspondiente al tramo de costa entre Calafell i Vinaròs. Él redacto el capítulo del delta, su 'país petit', claro, y aprovechó para dar a conocer su afición por le navegación de cabotaje explicando la historia de sus dos barcas, la Mariona y la Pitusa, y sus experiencias en la pesca con volantín. Un tiempo después la marca Barques y fogons se convirtió en una impecable revista de cocina qué, si bien no dio mucho dinero a Joan López Ensenyat, el editor, si que nos permitió a los que colaborábamos disfrutar de memorables reuniones sazonadas por la comida y las buenas e inteligentes historias que allí contaban gente savia como Gerard Vergés.
Gerard Vergés había sido distinguido con la Creu de Sant Jordi (1997) y con la Medalla de Oro de la ciudad de Tortosa (2009).
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