Las historias de le emigración, no por repetitivas, dejan de ser ejemplares. De familia republicana Justo Domínguez dejó el pueblo para ir a trabajar a Madrid. Pero como no quiso bajar la cabeza ante las injusticias del patrón que le tocó en suerte, le dieron un bofetón y le echaron. Eso si, devolvió la bofetada. Tras la mili, y antes de volver a su Navamorquende (Toledo) natal, Justo cogió la maleta de cartón y se presentó en la estación de Francia de Barcelona. Como primer saludo al emigrante le robaron las 800 pesetas que llevaba. Suerte de un pariente que tenía una pensión y que le acogió. El trato era correcto: cama, plato y comisión a cambio de buscar clientes entre los recién llegados a Catalunya. Así fue, pisando la estación, donde Justo conoció miles de historias, alguna como la suya. Allí tomó conciencia, recibió formación y aprendió todo lo necesario para forjarse como sindicalista. Todavía faltaban unos años para entrar en UGT, pero la vida le había indicado el camino que ya no dejaría hasta sus últimos días. Tras una larga enfermedad, Justo Domínguez falleció el pasado día 29 en Barcelona.
Domínguez aprendió deprisa. Tuvo mil oficios hasta que hizo un curso y, en dos semanas, obtuvo una plaza de conductor de tranvías. Y un año y medio después conducía un autobús. Equivocándose en la ruta y dejándose guiar por el pasaje, Justo descubrió la que ya para siempre sería su ciudad. En 1966 ya participaba de las reivindicaciones obreras en la compañía. La falta de seguridad en el transporte les llevó a reclamar un convenio, que obtuvieron en 1969, y a fortalecer la posición de los trabajadores. Pero en 1972 la compañía se niega a renovarlo y, aprovechando la huelga que se promueve en Barcelona, los conductores de los autobuses se adhieren a ella y provocan una enorme conmoción política en la ciudad. A penas un año después el grupo independiente que él encabeza gana las elecciones a jurados de empresa en la compañía, y como es de de sobras conocido su anti comunismo que le lleva a enfrentarse al PSUC y a CCOO, en 1976 entra a militar en la UGT y en la federación Catalana del PSOE. La fuerza de su grupo (se cuenta que él solo hizo 600 adhesiones a UGT en pocos días) le convirtió en un hombre poderoso en la estructura de un sindicato que se estaba consolidando y a cuya expansión él contribuyó decisivamente. Así, en 1983, fue escogido Secretario General de la UGT de Catalunya, cargo que ocupó hasta 1989.
Políticamente Justo Domínguez se apartó de la línea oficial del Partit dels Socialistes de Catalunya, creado tras la fusión de la Federación Catalana del PSOE, el PSC-Reagrupament de Pallach y la antigua Convergència Socialista de Catalunya (PSC-Congrés). Anclado en los viejos postulados del PSOE, mantuvo una posición crítica frente al catalanismo del PSC. Cuando se habla de las dos almas del PSC no se puede olvidar que Justo Domínguez fue un defensor de la vertiente más españolista del partido. Ello le llevó a crear el foro de opinión Ágora Socialista, que presidió hasta su muerte.
El funeral por la muerte de Justo Domínguez tendrá lugar hoy a la una del mediodía en el Tanatorio de Les Corts de Barcelona.
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