Si TV3 decidió transmitir las campanadas de fin de año desde Guissona, (Segarra), no fue porqué sí. La pequeña capital comarcal es el municipio catalán con menor índice de paro, apenas un 5%, y ello es debido en buena parte a la cooperativa Grup Alimentari Guissona (CAG) y su marca de distribución BonÀrea, un modelo empresarial, social y económico envidiable y digno de imitar en estos crudos tiempos. Dando las uvas en Guissona TV·3 cumplía con el territorio y homenajeaba el esfuerzo colectivo de la CAG y de los vecinos de la villa, la primera de España donde la inmigración es mayoritaria. Además, la elección de la periodista Agnès Marqués (presentadora de los Telenotícies del fin de semana), era una garantía de que todo saldría redondo.
Los de Cracovia entendieron bien su papel en la fiesta y la jugaron con su habitual gracia. Antes de la medianoche convirtieron el prologo de las campanadas en una hilarante historia donde se descubría que Mourinho y Guardiola eran primos y que sus respectivas familias provenían de la Guissona del siglo XIX. Al final, a través del juego de las falsas identidades, se descubría una confabulación para que ambos personajes estuvieran acompañando a una guapísima Agnès Marquès durante la transmisión de las campanadas desde la plaza Major.
Pero llegaron las campanadas y Guissona desapareció del mapa. Los personajes interpretados por Toni Albà y Pep Plaza hicieron su papel adaptándose como pudieron a un frío y desnudo escenario al aire libre, la presentadora también, pero una realización rancia a más no poder, sin ideas ni iniciativa, hizo del punto central de la fiesta televisiva un triste y lánguido espectáculo. Unos gags que cara al público siempre suenan un poco forzados, las campanas, escuetos deseos para el nuevo año y se acabó. Ni unas vistas del bello centro urbano medieval, ni unas secuencias de transición para meter al telespectador en la fiesta (la presentadora andando medio perdida buscando la plaza, preguntando a la gente hasta dar con el escenario y usando las imágenes como excusa para descubrir la villa, por ejemplo), ni explicaciones de que es Guissona y que representa su modelo social y económico en estos momentos, ni nada. Lo habían contado en el TN del mediodía, pero de ello hacía ya 9 horas y darlo por sabido resulta, cuanto menos, sorprendente.
Borrar televisivamente la idea central de porqué se estaba allí y no en otra parte era matar el programa. Se podrían haber dado las campanadas desde cualquier otro sitio; incluso gravadas, y habría sido lo mismo. Llevar las campanadas a Guissona era una excusa para transmitir un mensaje de esperanza en medio del marasmo; pero a la hora de la verdad se dio único protagonismo al reloj y la idea desapareció del relato televisivo. Lástima.
Por suerte nos quedó el primer spot del año, un magnífico anuncio del nuevo Cacaolat protagonizado por el actor Roger Coma que trasmitía con fuerza la idea de que la popular bebida, ahora reflotada tras ser adquirida por Cobega y Damm es ‘desde siempre y para siempre’ pase lo que pase con la crisis y los malos augurios.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada