5/9/08
EL CAPITÁN DE LAS CINCO COPAS
Joan Segarra, uno de los mitos del barcelonismo, falleció el pasado día 3 a la edad de 81 años en su domicilio de Taradell (Osona), donde hoy será enterrado.
A pesar del carisma y la popularidad por ser el capitán del Fútbol Club Barcelona, a Joan Segarra le tocó vivir en tiempos difíciles. Los cincuenta no eran años de glamour para deportistas, por muy queridos que fuesen, nada más lejos de lo de hoy en día. En 1949, el año de su debut en la liga, las restricciones dejaban a la ciudad a oscuras desde la madrugada hasta media tarde, un atentado atribuido al maquis causaba 27 muertos al descarrilar un expreso y, en represalia, las autoridades detenían y fusilaban a cuatro militantes comunistas. Desde sus recién estrenados estudios en la esquina de Gran Via con Bruc, los locutores de RNE cantaban las primeras glorias de aquel joven medio volante.
Joan Segarra había nacido en Barcelona en 1927 y, tras pasar por el Sansenc, el Sant Pol i el Vilafranca, fichó por el Barcelona, compartiendo tardes de gloria junto a otros mitos blaugrana como Ramallets, Kubala, César, Moerno y Manchón, una alineación que cualquier aficionado se sabe de carrerilla y de la que él fue capitán, ‘El Gran Capitán’ como se le conoció. Se mantuvo en activo durante 16 temporadas, entre 1949 y 1965, jugando un total de 559 partidos, lo que le valió ser uno de los cuatro futbolistas que más encuentros ha disputado con el Barça. Ganó una copa de Ferias (1958), dos ligas españolas (51-52 y 52-53), dos copas latinas (49 y 52), dos copas Eva Duarte (52 y 53) y seis copas del Generalísimo (51, 52, 53, 57, 59 y 63); por ello, a aquella mágica alineación, se la conoce hoy en día como la del ‘Barça de las cinco copas’, un nombre para la historia. En su palmarés tan solo una nota desgraciada, la de la triste final de la copa de Europa en Berna, aunque Segarra no jugó aquel encuentro por una inoportuna lesión en un ojo, aquella fue una derrota difícil de digerir.
Joan Segarra fue calificado como un caballero del césped. A pesar de que su posición natural en el terreno de juego era la de medio volante y lateral izquierdo, era uno de esos raros futbolistas polivalentes que, a una técnica excelente, suman una entrega sin límites, capacidad de sufrimiento en el campo y coraje, circunstancias que ayudan a empujar el equipo, a animarlo aún en las situaciones difíciles y a aportarle un plus de carácter que, a la postre, puede terminar desequilibrando al contrario.
Pero junto a esas ganas de balón, que acompañaba de unas condiciones físicas y técnicas extraordinarias, Segarra era un jugador de una enorme nobleza y corrección en el juego con el que se ganó la admiración y el respeto de compañeros, contrincantes , aficionados y prensa. A pesar de no ser un goleador, su capacidad de remate le llevaron a marcar una treintena de goles con la camiseta blaugrana, algunos de muy decisivos.
Tras de su retirada, ‘el Gran Capitán' siguió vinculado al FC Barcelona, esta vez como entrenador en las categorías inferiores del club y, durante la temporada 1979-80, como técnico ayudante de Helenio Herrera.
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