Nacido en julio de 1936 en el seno de una familia de abstracción obrera y muy politizada, Josep Termes, que falleció ayer en Barcelona a los 75 años, fue historiador por ‘nostalgia ambiental’, según declaró en una ocasión a la revista de historia l’Avenç, en cuya fundación participó y en la que se forjaron historiadores como el hoy Conseller de Cultura de la Generalitat, Ferran Mascarell.
El catalanismo, la República o el Movimiento Obrero fueron temas de conversación de Termes ya desde crío. Años después, y tras haber pasado por la facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona (1953-57) y por la de Letras (1957-1962) tras el movimiento estudiantil de 1956, se especializó en historia contemporánea con especial dedicación a la historia del obrerismo. La influencia que provocó en el joven historiador la lectura de la obra de Casimir Martí ‘Orígenes del anarquismo en Barcelona’ le llevaron a estudiar el movimiento obrero, especialmente el anarquista, en la Catalunya y España de los siglos XIX y XX. Su tesis doctoral de 1972, ‘Anarquismo y sindicalismo en España. La Primera Internacional, 1864-1884’, ha sido también la obra de toda una vida. Hace unas semanas ha aparecido publicada una voluminosa obra de síntesis titulada ‘Història del moviment anarquista a Espanya, 1870-1980 (l’Avenç / RBA), un trabajo inmenso, pero en nada condescendiente para con el anarquismo. Fue tal la fidelidad de Josep Termes a sus orígenes que vivió siempre en el Camp d’en Grassot, en el popular barrio de Gràcia de Barcelona, uno de los núcleos fundacionales del anarquismo de la ciudad.
Uno de los pilares de su obra historiográfica ha sido la revisión de las teorías que sitúan la irrupción y consolidación del catalanismo político estrictamente en el ámbito de la burguesía. A partir de su participación en el Col·loqui d’historiadors de 1974, en el cual presentó su ponencia ‘El nacionalisme català, problemas d’interpretació’, Josep Termes dedicó muchos esfuerzos a defender la importancia del catalanismo obrero y popular en la conformación del nacionalismo moderno. Su libro ‘Les arrels populars del catalanisme’ (1999) es quizás la más documentada obra sobre este tema
Pero a pesar de su indiscutida categoría intelectual, las agrias trifurcas que el gremio de los historiadores mantiene entre ellos por la interpretación en clave nacionalista, o no, de la historia, situó a la fuerza a Termes del lado de los nacionalistas, hecho que le valió más de una polémica y fuertes críticas de numerosos colegas.
Su predisposición a no dar nada por zanjado y a releer la historia siempre que objetivamente sea posible, le llevaron a ser expulsado del PSUC en 1974 por discrepar con Manolo Sacristán sobre el asesinato de Andreu Nin y, más recientemente, a mostrarse crítico con el proyectos de la Memoria histórica, no por la intención de la idea, sino por el uso ortodoxo que se puede hacer de la realidad histórica. Para que lo entiendan, aunque la frase no es suya, fue Termes quién la popularizó: ‘de aquel desastre todos llevamos mierda bajo la suela de los zapatos. Todos somos culpables, solo son inocentes los muertos’. Cabe más claridad?
Termes fue expulsado de la universidad de Barcelona en 1958, siendo estudiante, y en 1966, a raíz de la Caputxinada, siendo profesor, situación que no impidió que retornara en 1968 como miembro del equipo fundador de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). En 1991 pasó a formar parte del Institut Universitari Vicenç Vives de la universidad Pompeu Fabra (UPF), de la que se jubiló en 2006, año en el que fue galardonado con el Premi d’Honor de les Lletres Catalanes. Anteriormente, en 1990, había recibido la Creu de Sant Jordi.
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