15/9/11

Jordi Pere Cerdà, cronista de la Catalunya del Nord

A veces hay artistas capaces de cambiar, con su obra, las anomalías de una historia perversa y fatal. Jordi Pere Cerdà, pseudónimo de Antoni Cayrol (Sallagosa, Alta Cerdanya, 1920), fue uno de ellos. El poeta y narrador de las tierras francesa de habla catalana falleció ayer en Perpinyà a la edad de 91 años.
El tratado de los Pirineos de 1659, que puso fin a la guerra de los Treinta Años entre España y Francia, supuso la partición del territorio histórico de Catalunya al ser transferido a la corona francesa el condado del Rosselló i la mitad de la comarca de la Cerdanya. El rodillo homogeneizador francés ha intentado a lo largo de estos tres siglos y medio acabar con cualquier rastro de la lengua y la cultura catalanas, propias de las gentes de aquel territorio. Por suerte a lo largo de los tiempos ha habido personas que han dedicado su vida a mantener y expandir este legado y evitar su desaparición. Antoni Cayrol, que siempre escribió bajo el seudónimo de Jordi Pere Cerdà, fue uno de ellos, quizás el mejor, puesto que no solo trabajó para mantener viva la lengua, sino que fue el poeta de los paisajes y las gentes de la Cerdanya y el Rosselló. Hizo de sus formas de vida literatura. Y ello ayudó a expandir el catalán por todas las tierras ahora francesas.
Como poeta se dio a conocer en la revista ‘Tramontane’ de Perpinyà. Los volúmenes ‘Obra poètica ‘(1966) y ‘Poesia completa ‘(1988) recogen toda su producción lírica, escrita durante los años que vivió en Sallagosa. En 1964 se estrenó en el Romea su obra ‘Quatre dones i el sol’. Pero fue su faceta narrativa que le dio a conocer a los lectores. Los relatos ‘Contalles de Cerdanya’ (1959), ‘Col.locació de personatges en un jardí tancat’ (1984) y se sobre todo la novela ‘Passos estrets per terres alte’s (1998), donde narra las huídas de perseguidos por las SS a través de los Pirineos, situaciones en las que él participó activamente, consagraron su papel de voz fundamental de la literatura catalana por su capacidad de hacer de puente cultural entre Catalunya y el Rosselló.
Jordi Pere Cerdà dejó su comarca para trasladarse a la capital del Rosselló, Perpinyà, donde impulsó en los años 60 la Librería Catalana y participó en la creación del Grup Rossellonès d'Estudis Catalans. Su trayectoria ha sido reconocida con los premios de la Crítica de Serra d'Or (1985); Creu de Sant Jordi (1986); Premi de Literatura de la Generalitat (1989); Premi d'Honor de les Lletres Catalanes (1995); Premio Nacional de Literatura (1999) y el Prix Méditerranée Rousillon (2007).