16/9/11

Jordi Dauder, la voz activista de la escena

En tiempos como estos en que la catadura moral de muchos personajes es tan baja que son capaces de asegurar públicamente que se les tiene envidia porqué son guapos y ricos, la firmeza ética y la actitud pública del actor, escritor y activista Jordi Dauder (Badalona 1938), eran un trazo exquisito de su personalidad que le daban una dimensión humana que él aprendió a proyectar como artista. Lo demostró escribiendo novelas y poemas y, sobretodo, actuando. Y en todas esas facetas jamás olvidó la necesidad de expresar el profundo malestar político y social de tanta gente que a la que él daba la voz pública que no tenían. A ello también ayudaba su voz profunda, pausada y contundente, como un quebranto en el aire. Sólo el cáncer lo derrotó. Jordi Dauder falleció ayer en la clínica Ruber de Madrid a la edad de 73 años.
Dauder iba para médico. Se cuenta que decidió dedicarse a la interpretación cuando, a los cinco años, vio como su padre era encarcelado por a dictadura. Quizás pretendió con ello reivindicar la obra dramática de su progenitor, autor teatral.
Licenciado en Bellas Artes por la la Universidad de Barcelona, y en Historia contemporánea por la Universidad de París, donde tuvo que exiliarse por motivos políticos durante más de 15 años, Jordi Dauder comenzó en el teatro a la par que en los movimientos político de base. Él si que estuvo en el mayo francés; es más, fue uno de los protagonistas y fundador de la Liga Comunista Revolucionaria, hoy una de las olvidadas siglas hijas del 68. Al regresar a Barcelona fundó la librería Eina y coordinó la revista de debate y análisis literario ‘Quimera’, de la que fue colaborador hasta sus últimos días.
Dauder comenzó tarde su carrera de actor, en la década de los 80. La sala Beckett y Sanchis Sinisterra le acogieron, y allí hizo desde clásicos como Medea, hasta obras de Beckett, Shakespeare o Chéjov. José Luis García Sánchez en ‘El lector por horas’, Calixto Bieito en ‘Un día’ y ‘Los enamorados’, Xavier Albertí en ‘Antonio y Cleopatra’ o la Medea dirigida por Núria Espert fueron los directores que lo lanzaron a la popularidad en los escenarios teatrales.
Pero ya se sabe que la verdadera popularidad la da la tele. En este medio Jordi Dauder fue aclamado por el público en su papel de Mateu Monolís, en la serie ‘Laberint d’ombres’, emitida en las sobremesas de TV 3 entre 1996 y 1998 y donde actuó al lado de prestigiosos actores como Emma Vilarasau o Montserrat Salvadó. También trabajo en otras series como ‘Los misterios de Laura’, ‘Guante blanco’, ‘Herederos’, ‘El comisario’, ‘Esencia de poder’ o ‘Los hombres de Paco’.
A lo largo de los años 90 participó en numerosas películas, muchas de las cuales dirigidas por su amigo Ventura Pons: ‘Los sin nombre’ y ‘Said’, ambas de 1999; ‘Caricias’, 1998; ‘No se puede tener todo’, 1997; ‘Menos que cero’, 1996; ‘El pasajero clandestino’, 1995; ‘El porqué de las cosas’, 1995; ‘Los mejores años’, 1994 y ‘Havanera’, en 1993. También participó en la película de Pere Portabella ‘ El pont de Varsovia’.
Por su trabajo en ‘Camino’, de Javier Fersser, recibió el Goya al mejor actor de reparto en 2009. Ese mismo año trabajó en ‘el amor y optros diablos’ y ‘Negro Buenos Aires’. El año anterior había participado en la primera película dirigida por el escritor Michel Houellebeq, ‘La posibilidad de una isla’ y en 'Azaña, cuatro días de julio', película por la que recibió el Gaudí de la Academia de Cine Catalana al actor protagonista (2009).
Gregory Peck, Rod Steiger, Nick Nolte o Richard Harris fueron algunos d elos actores a los que Jordi Dauder prestó su profunda voz.