La cultura oficial, la de los premios y reconocimientos, a menudo no es más que una simple repetición de esquemas y modelos que fatigan al auditorio y anquilosan al creador. Ante el desapego del rceptor hacia este paradigma, abúlico por repetitivo, la crítica y la academia siempre culpan al público y justifican al autor. Así, los géneros culturales se clonan en un proceso de degradación imparable hasta el hastío desesperante. Así, quién lee, quién va al cine, si buena parte de la creación actual es una copia del original que algún día fue?
Carles H. Mor no escribía poemas, inventaba géneros poéticos. No redactava crítica de arte, recreaba el ensayo sobre arte. Decía: “es realmente poesía lo que escribo? O es antipoesía? Al fin y al cabo, la antipoesía también es un gènero, pero menos institucionalizado”. Y por menos institucionalizado el autor entendía el escalaborn, la paraparemia o el hiposeptimí, géneros todos inventados por él. Carles H (por Hernández) Mor publicó hace diez años ‘Coma induït’, y ya advirtió que el lector quedaría traspuesro si intentava una interpretación al uso. Ahora ha vuelto a dejar sin sentido a sus lectores y amigos, porqué el coma ha sido definitivo. H. Mor falleció el miércoles en Sant Feliu de Guixols a los 76 años. La cultura pierde a su revolucionario más creativo, docto, ameno y querido. Todos llevaremos algo rojo por ti, Decía ayer Laura Borràs, directora de la Institució de les Lletres Catalanes en alusión al color que el poeta siempre lucía en su atuendo (sus calcetines rojos eran populares).
Hernández, el teléfono, vociferaba yo a su contestador cuando quería hablar con él. Casi nadie más le llamaba así; era H. Mor o H., a secas. Nacido en Lleida en 1940, estudió derecho, filosofia, letras y periodismo, publicó más de cuarenta libros, ha dejado un poso profundo y potente en la geneación de jóvenes poetas actuales, y amó a la también poeta Esther Xargay con la misma original intensidad con la que inventó géneros y formalizó teorías sobre arte. Los mejores recitales poéticos que se han podido oir en años eran los protagonizados por este dúo de mentes en ebullición constante.
Ganó unos cuantos premios, porqué se lo merecía y porqué dan de comer: los Jocs Florals del 2012, el Cadaqués a Rosa Leveroni del 2003 o el Joan Fuster de ensayo de 1999; pero no lo mencionaba. Los premios son peligro de carcoma mental y creativa. Y eso, a H. Mor no le sucedió jamás.
Forjado artísticsmente en el rupturista y comprometido políticamente Grup de Treball durante los setenta previos a la transición, en él la actitud era la fuerza que lo impulsaba a crecer como creador más allá de los límites del mainstream cultural que se gestaba en la Catalunya postfranquista y Pujolista. Ensayo, teatro, novela, guiones, traducciones, video creación, exposiciones, recitales, actuación; cualquier aspecto de la cultura era un terreno propicio para que Carles H. Mor lo revisitara proyectándolo más allá de los estereotipos al uso.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada