10/12/15

Chichos de hierro y cromo

Con 22 millones de discos vendidos, cuarenta años de tablas, la paternidad putativa reconocida por Estopa, Ketama o Antonio Orozco, y influencias que llegan hasta Alejandro Sanz o Sergio Dalma, este fin de semana en Terrassa y l'Hospitalet última oportunidad para ver a los míticos Chichos en Catalunya: los reyes del casete dejan la carretera.

Los Chichos durante la actuación de despedida de Catalunya, el sábado en l'Hospitalet de Llobregat
La rumba flamenca con toques pop fue la banda sonora de largos viajes familiares en coche por las carreteras nacionales de la España polvorienta y sudorosa de los 70 y 80, y los Chichos sus reyes; 12 casetes de platino les otorgan el título honorífico. La ligereza, economía y versatilidad del casete convirtieron a la cinta en el soporte musical preferido de muchos hogares. "Hacemos canciones de calidad. Y si la materia prima es buena, el público la compra", asegura Emilio González Gabarre, alma y fundador de un grupo, que fue alumbrado también en la carretera. Siempre la ruta sin fin, caminar o reventar, deprisa, deprisa, de un lado a otro. 
No fue fácil el ocaso del desarollismo para los hijos de la pobreza. Buscarse la vida para dar de comer a una docena de hijos llevaba al desarraigo: la familia por los campos de la Mancha con la prole a cuestas y el hijo mayor tocando por mesones y tablaos buscando más el favor que el reconocimiento a un arte oculto. Así comenzó Emilio González, en una España trágica que se precipitaba hacia la crisis del petróleo, el asesinato de Carrero Blanco y el final del dictador en medio de una zozobra social que marcaria a una generación que llegaba a adulta con tan pocas expectativas como las anteriores. Todo atado.
Tan poco se creyó el padre aquel giro de 500 pesetas que le mandó su hijo desde Salamanca, que fue a comprobar con sus propios ojos que Emilio, el chicho, como le llamaba cariñosamente, no era un delincuente.
Quizás pensó en eso Emilio cuando, camino de Vigo para actuar junto a su hermano Julio y un colega incorporado para llenar el escenario de una discoteca gallega, le propuso a Juan Antonio Jiménez Muñoz, Jero, cantar sus propias composiciones. Una se llamaba 'Quiero ser libre', y la había escrito mientras cumplía una leve condena a los 19 años. Poco después, y gracias a los buenos oficios del guitarrista Antonio Sánchez, padre de Paco de Lucía, Fonogram gravó el primer single de un trío al que no dudaron en ponerle Los Chichos. A finales de 1973 había nacido el mito. "Éramos un fenómeno social. Nuestro público reconocía sus vidas humildes, sus pasiones, sus sueños y sus penas en nuestras canciones", dice Emilio. Gitanos y payos de los caminos de España se identificaron inmediatamente con aquella letras realistas y trágicas. "Por eso nadie ha vendido tantos discos como nosotros. De Alejandro Sanz a Antonio Orozco, de niños ellos también crecieron con nuestras canciones.", añade.

Foror 'chichero' en la sala Salamandra
En invierno del 74 su primer álbum, 'Ni más ni menos', confirma el éxito de los dos primeros singles. 'Eso si que tiene guasa' (1975) y 'No se por qué' (1976), todas las composiciones firmadas por Jero, son temas que marcan una época y sus generaciones. Con 'Son ilusiones' (1977) los Chichos son ya los reyes del peculiar pop hispano. Premios y reconocimientos jalonan su carrera. Y así siguen con 'Amor de compra y venta' (1980), 'Para que tu lo bailes' (1981), temas que conoce incluso el más modernillo de hoy en día.
"Otro disco. un trabajo más. Nada más especial que otro", repite Emilio para situar la banda sonora de 'Yo, el vaquilla' (1985), el biopic de José Antonio de la Loma que encumbró al delincuente protagonista de 'Perros Callejeros' (1977), a la categoría de Robin Hood. "Tu eres el vaquilla de buenos sentimientos / si al final dependes de un simple carcelero. / Tu eres el vaquilla, alegre bandolero / porque lo que ganas repartes el dinero", dice la canción; último suspiro de aquella España de el Lute en la que nació el grupo.
'Y esto es lo que hay' (1989), gravado en la sala Jácara de Madrid suena a despedida. Poco después Jero deja el grupo, y en 1995 fallece. "Fue el golpe más duro de nuestras vidas. Éramos una familia", recuerda taciturno Emilio. Hay quién dice que sin Jero es el fin. Pero cuando las ventas se resienten entran en escena los recopilatorios, grandes éxitos y colecciones. La generación Chichos ha crecido y mira con nostalgia sus años jóvenes de casete y Seat 124. Ahora tienen buenos equipos de CD en sus confortables coches y las autovías son rápidas. España ha cambiado, pero la banda sonora de sus vidas no: ahora es la de sus hijos. "Nos invitan a festivales donde somos los padres tanto del público como del resto de artistas", Asegura un Emilio orgulloso de lo que ha hecho y lo que deja. "Claro que los Estopa son hijos musicales. Se han criado con nuestra música, después han trabajado mucho y tienen un éxito mas que merecido", sentencia satisfecho por los años de carretera que llegan al fin.


Play list de Los Chichos