9/7/12

Ramon Trías, ex presidente de los médicos de Barcelona

Ser un referente en el terreno profesional es difícilmente compatible con serlo en también las relaciones personales. El doctor Ramon Trias Rubiès, fallecido el jueves en Barcelona a la edad de 85 años, era uno de esos. Quizás fue ese encanto personal, a pesar de su aspecto serio, el rasgo que cautivó a sus colegas, porqué el doctor Trias fue elegido para presidir el Col·legi Oficial de Metges de Barcelona de forma ininterrumpida entre 1982 y 1994.
De familia de larga tradición médica, Ramon Trias obtuvo el título en 1962 y cuatro años después ya era cirujano del ayuntamiento de Barcelona. Especializado en cirugía digestiva, fue jefe del departamento de cirugía de hospital de Sant Pau además de miembro de diversas asociaciones médicas internacionales como la Royal Society of Medicine, Asociación Española de Cirujanos, Sociedad Española de Patología Digestiva y de la Nutrición, Associació de Cirurgia de Barcelona, Reial Acadèmia de Ciències Mèdiques de Catalunya i Balears, Societe Internationale de Chirurgie, Association Française de Chirurgie, Sociedad de Cirujanos de Chile o la Societat Catalana de Biologia. En el año 2000 recibió la Creu de Sant Jordi.
Sin desligarse de su faceta humanista y catalanista, desde la presidencia del Col·legi Oficial de Metges de Barcelona Ramon Trías lideró los empeños de los médicos catalanes por una sanidad de calidad y con compromiso social. A pesar de ser el candidato de Convergència, durante los doce años de su mandato, Trías supo tejer a su alrededor una red de complicidades que contribuyó generosamente a aumentar el prestigio y la consideración social de la profesión médica.
Y es que era en las distancias corta con las personas, ya fuera por trabajo o por amistad, donde Ramon Trías seducía. Cuentan sus amigos que, en la comida mensual con los compañeros de la promoción de los 50, él era a menudo el protagonista. Sus relatos de historias humanas y anécdotas atraían a los contertulios. Algunos habían quedado citados con él a un almuerzo para oírle contar sus vicisitudes con la cultura japonesa, país al que el doctor Trías había acudido recientemente para asistir a la boda de su hijo Joaquín.
Su esposa Anna les telefoneó para suspender la cita. Ramon Trías había sido ingresado el día anterior. Sus amigos lo añoran doblemente; por lo personal y por lo profesional, algo realmente meritorio en el mundo de hoy.