Y es que Jaume Vallcorba (Tarragona 1949), Doctor en Filosofía y Letras por la Universitat de Barcelona, discípulo de Martí de Riquer y docente él mismo durante muchos años además de la Autònoma, la Pompeu Fabra y la Universidad de Burdeos, era, igual que sus maestros, un obstinado, impaciente, apasionado, perseverante y tenaz. Un tipo que entendía qué, dado que el placer era el fin supremo de la vida, este tenía que rayar la perfección. Ese fue el lema moral y empresarial de su trabajo de editor: la voluntad sin fin para llegar a la excelencia.
Vallcorba, que había debutado en la edición creando el taller de serigrafía Aiguadevidre, se quedó con la colección Quaderns Crema cuando su inspirador, el editor Antoni Bosch, vio que era incapaz se seguir el ritmo de exigencia que le proponía su director editorial. Crema se llamaba así por el color de las portadas de los primeros libros, entre los cuales Uf va dir ell! el primer libro de relatos de Quim Monzó y primer gran éxito editorial del sello a pesar de que el primer año solo vendió 250 ejemplares. Pero Vallcorba no se arrugó. En 1979 presentó el editorial y se lanzó al mercado con la poesía completa de Ausías March y El Preludi, de Antoni Marí. Nada fácil de vender, pero como decía él mismo: "hay dos tipos de editores. Los que editan lo que la gente quiere, y de esos ni me preocupo, y los que editan lo que la gente todavía no sabe que quiere. Me gustaría estar entre estos ". Y entre los autores que la gente no sabía que quería leer hasta que él los editó, están el propio Monzó, Ferran Torrent, Sergi Pàmies, Francesc Serés, Gabriel Galmés o Empar Moliné, sin olvidar toda la obra de J.V. Foix, que Crema publicó por deseo expreso del poeta.
Tras un primer intento con Sírmio, donde ya editó a Javier Cercas, En 1999 lanzó al mercado Acantilado, sello que tuvo un fuerte impacto en el mercado de la edición en castellano. Tras abandonar la docencia en 2004 Jaume Vallcorba dedicó todos sus esfuerzos en hacer crecer en público su doble proyecto editorial. La coherencia debía ser la base del crecimiento: recuperar autores europeos que forman parte del gran tronco común de la tradición en todas las literaturas (Zweig, Kafka, Pessoa), clásicos catalanes (D'Ors, Xammar, Carner), estudios sobre literatura medieval, como el que él escribió sobre La Chanson de Rolan y autores poco conocidos o por los que los grandes sellos no apostaban. A ello le añadía una edición cuidada y exquisita en todos los aspectos "mis libros han de durar 600 años", decía, y una personalidad cautivadora, capaz de hablar tan apasionadamente de libros como de coches, vinos o música. Quizás por eso Quim Monzó colgó ayer en twitter, a modo de homenaje a su editor y amigo, el vídeo de Slave to Lowe, de Bryan Ferry. Un músico que podría haber sido Noucentista, como Vallcorba.
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