Manuel Foraster (1949), que falleció ayer a los 66 años de edad, también era un sabadellenc de mundo. Por eso, tras licenciarse en filología hispánica por la UAB y hacer de lector en las de Burdeos i Nápoles, dedicó años y esfuerzos a agitar la desesperante abulia cultural desde la Fundació la Mirada, la Olimpiada Cultural o la Fundació Caixa de Catalunya. También dirigió la revista Nexus y fue subdirector del semanario El Món.
Habíamos hablado algunas veces de este tema con Manuel Foraster. Como agitador cultural y sabadellenc, él creía en una cultura abierta y capaz de cohesionar un país que siempre está a medias. Leyendo a Trabal, oyéndole a él y ojeando los primeros libros de la Fundació la Mirada, con la que impulsó la recuperación de la memoria de aquel proyecto cultural y mundano de las primeras décadas del siglo XX, uno llegaba a creer en una cultura capaz de estar en la vanguardia de cada época. Y leyendo sus dos novelas, Factures pagades y Lisboa direcció París, uno pensaba que, a pesar de que ya sabíamos que era una quimera, desde el margen del chapoteo comercial y oficialista, había un espacio para vivir, para escribir y para conocer. Foraster de fora se llamaba la trilogía a la que le falta un volumen. Debe ser en esta franja de terreno tan estrecha donde suceden las actitudes elegantes, divertidas, curiosas y inteligentes. Manuel nos lo enseñó de esa manera tan discreta como él tenía de ser, pero contundente e irónica como sus maestros, sus vecinos Trabal, Oliver o Obiols. Es lo que tiene esta gente de Sabadell, que es capaz de situar Gran Central station en su ciudad, y la Rambla en Manhattan. Y si no lo creen no se pierdan la que será su novela póstuma, la que cierra la trilogía. Es que estos de Sabadell no dejan nunca nada a medias.
Los amigos de Manuel Foraster, sabadellenc de nacimiento, vocación, convicción o interés, lo despedirán el martes a las 15.30h en el tanatorio de Sant Gervasi de Barcelona.
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