Tras medio siglo de crítica de arte, Daniel
Giralt-Miracle dona su colección, "de
intercambio por amistad", al Museu de Valls, centro con una coherente
colección de finales del XIX hasta hoy.
Daniel Giralt-Miracle durant la presentació de l'exposició de la seva col·lecció, al Museu de Valls |
Daniel Giralt-Miracle es del barrio de Gràcia
hasta la médula. Su estudio está en el mismo local en el que su padre, Ricard,
tenía su taller de artes gráficas y tipografía; pero "deseaba tener un pueblo", reconoce, "un lugar donde contribuir a la idea que me enseñó el conseller Max
Cahner (quién lo fichó en 1980 para dirigir el servicio de arte de la
Generalitat) de desplegar la cultura
artística a todo el territorio". Y se fijó en Valls: "mis suegros se retiraron aquí y venía a
menudo. Hice amigos, conocí la gente del museo y me invitaron a hablar de Miró
o de Català-Roca. Me interesó porqué, siendo modesto, está modélicamente
gestionado. Tiene una colección coherente que, gracias a las donaciones de la
burguesía local, traza un recorrido por el arte catalán desde finales del XIX
hasta los 60. Y yo comienzo a trabajar exactamente en 1966, época de Destino.
Mi colección se complementa con la que ya tenía el museo".
Con el nombre de 'L'art d'una vida', una selección de 155 de las 308 obras de 210
artistas que ha cedido el crítico se exponen durante todo el verano en su nueva
casa. El director, y único técnico que ha tenido jamás el museo (creado en
1954) es Jordi París. Afable y hablador, me recibe al pie de las escaleras que
suben hasta el segundo piso de una vetusta casa de cultura que el Ministerio
construyó a finales de los 60, cuando el consistorio pidió un museo. Llego al
rellano resoplando y casi ruedo escaleras abajo de nuevo: un magnífico
Viladecans y una no menos espectacular foto de Toni Catany me contemplan.
Giralt-Miracle me dio una opinión modesta de su colección: "no tiene valor en sentido económico, pero si
un precio. Explica el recorrido del arte en los momentos principales de los
últimos 50 años: el cinético, el pop, la nueva figuración, la abstracción, las
nuevas tendencias jóvenes; de Miró a Barceló, para entendernos".
Me dejo llevar por el director entre Aguilar,
Cuixart, Cano, Ràfols, Guinovart, Zush, Tàpies, Solano, Pericot, Fontseré,
Fontcuberta, Vila Grau, Madola... en fin: "no son obras de coleccionista rico, son obras de intercambio por
amistad", insiste Giralt-Miracle. Pero claro, solo con un trabajo
riguroso, generoso y entusiasta como el suyo dando clases en la universidad o
en ELISAVA, comisariando exposiciones o el año Gaudí, y gestionando el MACBA o
la Fundació Caixa de Catalunya, se llegan a tener amigos así. Y con los amigos
llegan las anécdotas: dos diminutas piezas, casi miniaturas, de una exposición
de un joven Barceló donde no se vendió nada "aquel día me preguntó donde estudiar arte en Barcelona"; el
rescate del anonimato de Pic Adrian, artista de origen judío refugiado en
Barcelona, donde vivió hasta su muerte; un gran cuadro de Llena, "el único comprado y, a partir del cual,
trabamos una buena amistad"; el gravado de Goya que su padre, Ricard,
compró en 1940 o algunas obras abstractas de autores próximos al museo de arte
de Cuenca, "les hacíamos los
catálogos en casa, y con mi padre íbamos cada dos por tres a Cuenca".
Un recorrido por una vida.
El director del Museu de Valls recuerda como
surgió la idea de alojar obras del crítico en su centro: "todo comenzó con la exposición de Chillida
en la Pedrera. Hicieron un gravado y tuve la osadía de pedir uno. Pero se
vendieron rápidamente y no pudo ser. Poco tiempo después Giralt me propuso
ceder cien gravados de su colección. Tuve que pellizcarme para darme cuenta de
que no estaba soñando". A aquellos, expuestos en el museo en el año
2000, siguieron otros cien, y ahora estas 308 obras. "Y este Alfaro", me indica Giralt señalando una bella obra
situada en un extremo de su estudio "también
va a ir allí un día u otro"; como ha hecho con más de 5000 libros que han
ido ya al Museu de Montserrat; y ya prepara el traslado de la obra de su padre
al Museu del Disseny. Es una vida por el arte lo que Daniel Giralt-Miracle pone
ahora a disposición del público. Un largo y nada fácil camino del que ahora nos
beneficiamos todos. La forma más humanista y anti comercial de entender la cultura.
Comentant al públic com Perico Pastor li va regalar dos originals |
Valls,
museo modélico
Inaugurado en 1954, el Museu de Valls es
paradigma de centro comarcal de arte. Con donaciones como las del doctor
Estil·les, medico de Manolo Hugué, las más de 250 obras del matrimonio
Rodón-Giró, las del arquitecto Cèsar Martinell, la colección de Francesc Català
Roca, hijo de Valls, y ahora la de Giralt-Miracle, ha creado un recorrido
coherente por el arte catalán desde finales del XIX hasta hoy. Sus fondos
cuentan con obras de Nonell, Vayreda, Meifren, Llimona o Urgell. La colección
de Manolo Hugué; Tapies, Miró, Brossa, Mercadé, Ràfols-Casamada, Guinovart y,
de las últimas generaciones, Llimós, Bartolozzi o Amat, además de fotografías
de Català-Roca, Gomis, Colita, Miserachs, Pomés o Maspons.
El museo se ampliará hacia otro piso de la casa
de cultura que lo aloja con a penas 150 mil euros.
Obra de Jaume Mercadé, fill de Valls, que forma part del fons del museu |
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