El retorno de Tarradellas a Catalunya como
presidente de la Generalitat fue posible por su obstinación en mantener a la
institución que representó de forma unipersonal durante casi tres décadas, como
única legalidad histórica. Así lo resumía el informe que Andrés Casinello
redactó para Suárez tras la visita que el militar, acompañado de Manuel
Ortínez, factor del retorno del President, hace a Saint Martin le Beau en 1976. "Lo único importante: Generalidad que él representa". Y tras
los resultados del 15 J, con victoria de la izquierda en Catalunya, Suárez
apuesta por Tarradellas en detrimento de Pujol, representante del Consell de
Forces Polítiques en Madrid, a quien el President ya había pedido que dimitiera
por falta de representatividad. "No
dudo que hallareis la forma de hacer pública vuestra dimisión", le escribe.
Poco después, al periodista Manuel Ibáñez Escofet, le habla de Pujol en estos
términos: "Soy consciente del grave
peligro que representa para la Generalitat y mi persona la campaña que sostiene
Pujol de acuerdo con los comunistas". López Bulla (CCOO) y Antoni
Gutiérrez Díaz (PSUC) habían propuesto al Consell que fuera Pujol quién lo
representara en la comisión española. El anticomunismo, otra obsesión de
Tarradellas ya desde los años 30.
Todas estas cartas y notas son parte del Arxiu
Montserrat Tarradellas i Macià, depositado en el monasterio de Poblet. Josep
Tarradellas (1899-1988) documentó minuciosamente su trayectoria política en más
de 93 mil cartas y 33 mil fotografías. Transcurridos 15 años del fallecimiento de
su esposa, Antònia Macià, todos los documentos pueden ser ya consultados. Esto
incluye una llamada 'carpeta azul' con nombres de protagonistas de hechos del
período revolucionario 1936-1937, una época convulsa que acarreó cerca de 8.000
muertes. Es a partir de este momento (2016) cuando los periodistas Enric Canals
y Josep Mª Ràfols se propusieron hacer el retrato del President de la
Generalitat en el exilio a partir de las cartas, notas y papeles de su archivo,
incluida la carpeta. Así surgió el documental 'Tarradellas,
l'home que ho guardava tot' (emitido por TV3) y el libro 'Tarradellas, el guardià de la memòria'.
Además de algunos aspectos humanos relativos al
afecto hacia sus hijos, Montserrat y Josep, y a su esposa Antònia, durante su
estancia en prisión y posterior periplo por Europa buscando refugio: "Antònia, ayer me pareció que estabas
disgustada...he estado pensando para adivinar los motivos por los que tus
ojitos no brillasen como otras veces"; o a sus gustos culturales,
"la música alemana, excepto Wagner,
el jazz y los crooners americanos o la música francesa de la época porqué le
gustaban a su hija", el libro traza un retrato firme del Tarradellas
político: la historia de la ambición por mantener la Generalitat, a pesar de la
penuria económica que le llevaron a vender la finca del Clos de Mosny, que él
había adquirido en 1939 según la escritura guardada en el archivo. "Antònia ya no sabe que decirles a los
tenderos", escribe en un momento de desesperación por las deudas.
Desde que en marzo de 1931 se ofreció a Macià
para hacerle de secretario, Josep Tarradellas puso una enorme tenacidad al
servicio de sus objetivos políticos. Se enfrentó a Companys el 6 de Octubre del
34, pero estuvo en el Palau y allí fue detenido con el Govern. Acusó al
President en 1937 de "que esté
haciendo la política que la UGT y el cónsul de la URSS le están marcando".
No dudó en encararse a las Patrullas de Control, de las cuales en la carpeta azul
se conservan listas de sus miembros, y a su jefe, Dionís Eroles, e incluso a
dos chantajistas que le amenazaron ya en el exilio.
Pero sus enfrentamientos políticos más sonados,
todos documentados en el archivo, fueron con el abad Escarré: "Montserrat está bajo la influencia de los
comunistas y los progresistas", escribió en una nota; con Òmnium
Cultural, de cuyos impulsores dijo: "llamarse
catalanistas en Barcelona, franquistas en Madrid, servir fielmente al régimen
y, al pasar la frontera, reclamarse como ultranacionalistas" y con las
iniciativas políticas al margen de su participación, como el complot impulsado
por el popular sastre, Josep Camps, en el que debía participar el rey de Marruecos.
Además de con Pujol, a quien terminó traspasando el poder tras las primeras
elecciones al Parlament que certificaron el éxito de su política.
Mejor
Ferrusola que Pujol
A pesar de la buena imagen que tuvo de Pujol en
su primera entrevista, en Saint Martin le Beau, "la impresión que me causó fue muy agradable. Su físico, sus palabras
cordiales, su mirada inteligente...me produjeron une excelente sorpresa",
Tarradellas no tardó en cambiar de opinión: "El resultado de las conversaciones es lamentable... Es difícil
comprender sus constantes elogios al Opus y a los López Rodó y Porcioles".
Pero con quien coincidió fue con Marta Ferrusola.
Tras una respuesta irritada de Pujol, Tarradellas anotó: "Tuve el presentimiento que me había equivocado
hablándole ante su esposa, quien me pareció muy inteligente y que se nota que
no se ha dejado convencer por los aduladores de su marido."
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