El año 2002 la festividad de Todos los Santos cayó en viernes. El domingo
por la tarde Jordi Pujol se reunió con su conseller en Cap, Artur Mas, y con su
socio de coalición, Josep Antoni Duran Lleida. Posteriormente citó en Palau a
otros consellers. Aquel puente se cerró con una crisis de gobierno destinada a
hacer un ejecutivo a medida de Mas, delfín de Pujol y heredero de la
candidatura convergente en 2003. La clara señal del lento adiós del pujolismo
fue la salida del conseller de Indústria, Antoni Subirà, que hasta entonces
había sido un intocable a pesar de ser muy criticado por la oposición. Así fue
el fin de la carrera política de uno de los fundadores de Convergència
Democràtica de Catalunya (CDC). Antoni Subirà falleció de manera repentina el
domingo en su casa de Premià de Mar (Maresme).
Antoni Subirà i Claus nació en 1940 en Mataró, en el seno de una familia
dedicada a la industria textil. Tras doctorarse en ingeniería industrial en la
Universitat Politècnica de Catalunya, obtuvo una beca Fulbirght y amplió sus
estudios en el MIT de Massachussets hasta 1965. Aquel año volvió a Catalunya y
comenzó a dar clases de dirección económica en el IESE. En paralelo ejerció de
consultor para empresas como Nestlé, IBM, Cepsa y ACESA.
Casado con Josefa Comas, prima de Pujol, y con tres hijos, Antoni Subirà
fue miembro del grupo de Premià (en el que había otros parientes), uno de los
embriones de CDC, partido que fundó junto a Jordi Pujol, Miquel Roca y Anton
Cañellas. Uno de sus hijos, Antoni, es en la actualidad teniente de alcalde del
municipio. Subirà tuvo diversos cargos en el nuevo partido hasta que en 1980
fue elegido diputado al Parlament de Catalunya. Desde 1982 hasta 1989 fue el
portavoz parlamentario del grupo de CiU, y en ese año fue nombrado conseller de
Industria i Energia, cargo que ocupó hasta 1996, cuando el departamento se
reestructuró, pasando entonces a ser conseller de Industria Comerç i Turisme
hasta 2002.
Subirà, una de las personas de mayor confianza de Pujol, se mantuvo
en el Govern hasta el aquella crisis de Todos los Santos, que supuso el
principio del fin de la era pujolista. Fue substituido por Antoni Fernández
Teixidó, entonces hombre de confianza del deflín Artur Mas.
Como conseller, Antoni Subirà promovió la internacionalización de la
industria catalana, la creación del clústers, el fomento de la calidad y la
investigación. Formó parte o presidió los consejos del Consorci per a la
Promoció Comercial de Catalunya (COPCA), el Institut Català de Tecnologia,
Turisme de Catalunya, Catalana d’Iniciatives, el Centre Internacional de Mètodes Numèrics de la UPC, o Fira de Barcelona.
Pero el fuerte impulso exportador no le evitó ser duramente criticado por la
oposición por su polémica gestión en los casos de la multinacional de
componentes del automóvil Lear, la normativa del suministro eléctrico tras el
gran apagón de 2001 o la Maison
de la Catalogne de París. El tribunal Superior de Justícia de Catalunya le
investigó por presunto soborno, caso que fue sobreseído, y criticó duramente el
cas Turisme (malversación de fondos
públicos del Consorci Turisme de Catalunya entre 1993 y 1995).
Tras su salida del Govern reemprendió la docencia. Había
presidido el consejo de administración del diario Avui, fue miembro consejo
asesor de la Fundació Centre d’Estudis Jordi Pujol, y el pasado año fue
nombrado director de la Fundació Enciclopèdia Catalana, de cuyo patronato era
miembro desde 2010.
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