21/12/16

Alfons Quintà, periodista y primer director de TV3

"Aquel que muera dando la mano a la persona que ama siempre actuará mejor que el que no lo haga." Así terminaba uno de los últimos artículos publicados por Alfons Quintà (Figueres 1943), y que tituló 'La suerte de morir cogiendo la mano amada'. Premonición del macabro desenlace con el que el lunes puso final a su vida y a la de su esposa, Victòria Bertran? Los viejos manuales académicos decían que el periodista jamás había de erigirse en protagonista de la noticia; pero ese precepto no fue jamás con el carácter tempestuosos e imprevisible de Quintà. La vil forma de actuar en la última noticia de su vida lo atestigua.
Periodista, abogado y marino mercante, Alfons Quintà fue el creador de los primeros programas en catalán en Radio Barcelona antes de convertirse en el delegado de El País en Catalunya. Fue en este periódico donde publicó las primeras informaciones relativas a la investigación de la Fiscalía General del Estado sobre la gestión de Banca Catalana, que posteriormente dieron paso a la querella contra Jordi Pujol. Que cada uno lo entienda como quiera, y de hecho no han sido pocas las interpretaciones, pero poco después el propio President lo fichó como director de la futura TV3; la primera, más importante e influyente de las televisiones autonómicas. La voluntad de Quintà de crear un medio potente y de primer nivel, sin tics antropológicos y capaz de codearse con TVE en programación e información, fijó el listón de la televisión en España. Un listón alto al que intentaron poner todo tipo de trabas (como no ceder los radioenlaces o impedir su adscripción a la UER), y que se superó gracias a la convicción de que el modelo era el correcto para crear un servicio público de calidad. Claro que estas intenciones toparon a menudo con el carácter convulso y las excentricidades de su director. Quintà fue despedido meses después de que el canal comenzara las emisiones, y el proyecto siguió más calmo.
A principios de los 90 el periodista fue requerido por Lluís Prenafeta, quién había gestado políticamente TV3 siendo Secretario General de Presidencia, para encabezar un nuevo proyecto periodístico, el diario El Observador, impulsado por él y financiado por un grupo de empresarios catalanes. Escrito en castellano pero de línea editorial próxima a CiU, el periódico tenía como objetivo minar la influyente opinión pública de La Vanguardia. El peculiar código ético del director prohibía a los periodistas que acudieran a las comidas de prensa cuando eran convocados, aunque a veces invitaba a comer a los jefes de área. Tras una larga gestación, a penas dos meses después de salir a la calle el rotativo, Quintà fue substituido en la dirección por Enric Canals, el mismo que le había sucedido en la televisión autonómica. Tras un acúmulo de impagos por unas ventas muy inferiores a las expectativas creadas, el Observador cerró en 1993.
Entre 1991 y 1992 Alfons Quintà fue delegado de El Mundo en Catalunya. Además de ser el primero en sacar a la luz algunos de los negocios de los hijos de Jordi Pujol, también dio a conocer su obsesión por las patatas fritas y llenó una nevera de tuppers con comida; aunque no todo el personal lo recuerda por este tipo de anécdotas simpáticas.
En una muestra de humanismo, Quintà fue asesor científico de la Gran Enciclopèdia Catalana. En 2012 fue nombrado director del digital El Debat, que poco después se fusionó con Crónica Global. Colaboró en los diarios Avui, y Diari de Girona, y fue tertuliano en 8TV. Una carrera tan brillante como abrupto e infame ha sido el final. El juzgado de Violencia de Género tendrá la última palabra.