A finales de los setenta la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) era una
olla de experimentos que comenzaban a hervir. Eran tiempos de revolución
cultural: de Pau Riba de doña Inés en el Born, del Canet Rock, del Ajoblanco,
de la gente del Rollo Enmascarado, de Zeleste y de no se cuantas cosas más; y
en la joven y desmadejada facultad de Ciencias de la Información todo eso se
vivía con paso cambiado. De un lado la oficialidad disfrazada de semiòlogos
(los intelectuales son óticos, los mediocres semióticos, decía una pintada en
la puerta del departamento al caso), de otro una cierta vanguardia estudiantil
que daba caña porqué no estaba dispuesta a morirse de abulia académica y unos
cuantos profesores que creían en una ruptura cultural, por lo menos, con la
tradición, tanto la adosada del franquismo como la heredada del antifranquismo
militante.
Ivan Tubau era uno de aquellos profesores inconformistas y valientes:
contraculturales. Fue el primero en impartir la asignatura de periodismo
cultural, y eso le devolvió un poco de la modernidad anhelada a la UAB. Por sus
clases circulaban todos los libros que jamás formaban parte de la bibliografía
de otra asignatura, pero que interesaban más a los estudiantes de la época: de
Tom Wolfe al Racionero de las Filosofías del underground. Aquel tipo decidido
que fascinó a una generación de estudiantes, aquel profesor y poeta que hizo de
su propia vida la mejor lección, murió ayer en Barcelona a los 79 años.
Con 4 años, Ivan Tubau (Barcelona 1937), vio morir a su padre nada más
salir del campo de concentración de Argelers. Quizás eso llevó al hijo por
caminos libertarios. Los hippies de Ibiza y la Costa Brava hicieron el resto. Los
niños de la derrota huérfanos del exilio anarquista no tenían mucho espacio en
la nueva Catalunya. Ni el régimen ni el renaciente catalanismo era lugares adecuados
para ellos. Sin abdicar de su lengua, Ivan lo intuyó e hizo de la poesía, la
contracultura y el eclecticismo ideológico sus fuentes de actitud y
pensamiento. Y en la Autónoma de los años de revolución (y post) cultural, eso
fue pura vida. La oficialidad universitaria no perdió la ocasión de
desprestigiarlo calificándolo de "tener
una concepción de la cultura poco concreta"; él que fue uno de los
pocos capaz de darle sentido a penosa languidez de unos estudios soporíferos y
poco útiles en aquellos años de "la
universidad, fábrica de parados" (grafiti de 1981 leído en la UAB).
Tubau estudió arte dramático y periodismo en Madrid y se doctoró en
filología francesa. Hizo humor gráfico en El Jueves, se dio cuenta de que no
era lo suyo y con 'De Tono a Perich' (1973), la primera historia del humor
gráfico en España, dejó el dibujo y debutó en el periodismo cultural. Fue el
primer director de Playboy España, participó en el film erótico de Jordi Cadena
'Objetivo Sexo' (1979), escribió poesía (ganó los Jocs Florals en 2001) y
presentó programas de televisión: Viure els 80, Cinc cèntims de cultura,
Hablemos de amor o El diván de Iván. Y a mediados de los noventa fue uno de los
primeros columnistas de El Mundo de Catalunya. Siempre conciliando las mejores
propuestas intelectuales, procedan de donde procedan: la libertad absoluta de
pensar críticamente, al margen de oficialidad y sistema; por eso lo criticaron
algunos profesores de la UAB, por eso fascinó a muchos estudiantes.
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