Novell estudió en el Institut del Teatre y se licenció en Filología. Debutó en 1974 con Tras troyanas de Eurípides y jamás abandonó los papeles fuertes: Fedra, Marc Antoni i Cleopatra (1980), Rosalinda, de Valle-Inclán, Premio Nacional de Interpretación, Elsa Schneider, de Sergi Belbel, premio Margarita Xirgu de 1989, La Senyora Florentina i el seu amor Homer, de Mercè Rodoreda, premio de la Crítica de 1995, Memòries de Adriano (1998), Plaça dels herois, de Thomas Bernhard o La noche de Molly Bloom, una dramaturgia de José Sanchís Sinisterra a partir del final del Ulysses de Joyce, (ambas en el 2000). Uno der sus últimos montajes fue el epistolario Toldrà-Clausells (su abuelo, gestor cultural asesinado en la Guerra Civil), que hizo al lado de su hermano, el periodista y actor Queco Novell.
Como directora llevó a escena Becket, Pinter, Guimerá y la literatura de Eduardo Mendoza, a la sazón su pareja. Por Olga Sola, de Joan Brossa, recibió el premio de dirección de la crítica en 1998. El año 2007 recibió la Creu de Sant Jordi y en 2014 el Premio Honorífico Anna Lizarán en los premios Butaca.
En el cine la hemos visto hace bien poco en Rastres de Sándal, de Maria Ripoll. Antes había trabajado con Ventura Pons, Bigas Luna, Jaime Camino, Jesús Garay, Jaime Chávarri, además de series de TV3 como Nissaga de poder, La Mari, El cor de la ciutat o Majoria absoluta.
A pesar de su enfermedad, Rosa Novell tenía planes para trabajar en una nueva película de Agustí Villaronga; pero recayó y ya no tuvo fuerzas para hacer la gira de L'última trobada ni para asistir a acto en el que se la nombraba miembro de honor de la Academia del Cinema Catalá. Nadie quería pensar que la novela de Sandor Márai tenía un título premonitorio.
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