15/6/18

Las incómodas preguntas de Viladecans


Fiel a la idea de que el arte es parte del pensamiento, Joan Pere Viladecans expone en Espais Volart 22 obras que son un viaje hecho de preguntas del cuerpo hacia el alma, en diálogo con la ciencia.

Desde 2011 no había una gran exposición de Viladecans. Durante estos años ha interpretado la poesía de Espriu i de Martí i Pol en sendos libros, y aún ha tenido tiempo para la suite ‘Patrimoni i memoria’, a partir de una obra anterior cedida al Parlament de Catalunya. Pero el pintor estaba ya desde 2012 trabajando en esta muestra que titula Una mirada interior. Una mirada interior?, y que puede verse hasta el 22 de julio en las salas que la Fundació Vila Casas tiene en el Eixample. Los encargos editoriales han enriquecido y dialogado con el relato general, y el conjunto resulta un nuevo salto adelante ideológico y estético en la obra del pintor.
La muestra impacta ya a simple vista. Enormes radiografías de tórax y pelvis estampadas digitalmente sobre tela son la base sobre la que el artista trabaja el óxido, las resinas, los azules que tanto aparecen en el trabajo sobre Espriu (ese azul bautizado ya con su nombre), los símbolos, a veces mediante la representación de objetos superpuestos. Arte y ciencia se asemejan en que ambas disciplinas enfrentan la vida a la muerte. La ciencia lo hace de forma sistematizada, el arte no. Yo parto de aquí y busco profundizar en este diálogo. Como? Mirando hacia el interior, hacia el espíritu. Preguntándome quién soy.” Como en el cuadro ‘La tomba interior/la síndrome de Marfan’, el arte (representado por un caballete de pintor) está dentro del cuerpo (los huesos de unas manos deformadas por la enfermedad). Ese es el principio del relato de este nuevo trabajo. “El arte ha de ser parte del pensamiento, ha de interpelar al espectador. Pero hoy en día se impone el mercado. El arte actual es amable, es un objeto que no incomoda, vacío; queda bien”, sostiene el pintor, convencido de que “Esta es una exposición radical porqué plantea preguntas incómodas, muchas de las cuales el arte actual rehúsa hacer.”
En ese tránsito de ideas (éxodo lo llama), el artista ha trasladado parte de estas preguntas a médicos amigos, de algunos incluso paciente; a Jaume Pedrós, presidente del Col·legi de Metges de Barcelona, al cardiólogo Màrius Petit y a Miquel Vilardell. Sus textos son parte del libro que se presentará en la misma exposición el día 27. Ya no se entiende Viladecans sin libro.
El vértice narrativo de la exposición es un cuento de E. Allan Poe. En 2008 Viladecans ilustró en dos volúmenes magistrales la traducción de Julio Cortázar de los relatos de Poe. En ‘Un cuento de las Montañas Escabrosas’, el autor describe sin saberlo un trastorno que afecta los tejidos que sujetan los órganos del cuerpo alargando las extremidades. Cincuenta y un años después Antoine Marfan define este síndrome. El arte se había adelantado a la ciencia. Y el pintor acepta de nuevo el reto.
A Joan Pere Viladecans las enfermedades siempre le han interesado. “Son una transformación del cuerpo y la mente, la evidencia de una fragilidad que nos abre las puertas a un viaje interior”. Quizás por ello Viladecans se reconoce, sin ningún tapujo, hipocondríaco (una ansiedad próxima a la del Mann de La montaña mágica). Es de ese diálogo buscando las razones filosóficas de esta relación con la enfermedad del que arranca la nueva obra. En este artista la forma es una consecuencia de las ideas, del pensamiento, no una causa. “El arte se ha desritualizado. El proceso: reflexión, pensamiento, toma de conciencia, se ha diluido”, afirma, “lo que intento es mantener el ritual solemne de las ideas. Y las ideas aparecen con las preguntas. Y a menudo las preguntas molestan. Por eso digo que es una exposición de planteamientos incómodos”. A pesar de la crítica al arte actual y su falta de discurso, no abdica del mundo de hoy, su trabajo con estampación digital lo demuestra, y al final la muestra desprende ese hálito de esperanza humanista típico de la pintura de Viladecans.