Quién más quién menos, cuando se acerca a los 65 años anda ya pensando en
lo que ara el día que lo jubilen; eso si no es un afortunado prejubilado. Ramon
Boixadós i Malé (Figueres 1927) pensaba lo mismo cuando, siendo responsable de
las infraestructuras de los Juegos Olímpicos de Barcelona, estaba a punto de
cumplir esa edad: "ya tengo ganas de
que llegue ese día para poderme dedicar a leer, me esperan varios libros de
historia". Pero, a la postre, decidió que ese día no llegaría jamás
"porqué la experiencia es
fundamental". Así dedicó su teórica jubilación a presidir la Fundació
Gala-Salvador Dalí, la mutua Ibermutuamur y el Port Olímpic de Barcelona, a ser
consejero de Hewlet Packard Iberia, miembro del patronato del Museo Olímpico de
Lausana y a pasar 20 días al mes en Madrid y el resto en su ciudad natal por
trabajo. Hasta que el sábado pasado, casi a los 9o años de edad, los habría
cumplido el 31 de diciembre, falleció en su ciudad natal; al pie de la fundación
que contribuyó a fortalecer y proyectar.
Hijo de maestros que le llevaron a vivir a Llançà y Barcelona (su padre fue
depurado tras la guerra), Ramon Baixadós fue ingeniero de formación (se doctoró
en 1952), y marchó a París para ejercer su primer trabajo. Presidente de Renfe
(1983-1985), coordinador general de las obras olímpicas de Barcelona
(1989-1992) y consejero delegado de la Vila Olímpica, dejó especialmente su
huela de gestor incansable en la Fundació Gala-Salvador Dalí, que presidió desde
1991. La casualidad le llevó a nacer en
la casa Romaguera, justo al lado del Teatre-Museu de Figueres, pero él solo
había visto al pintor en dos ocasiones, una en la librería Canet de su ciudad,
la otra en el Set Portes de Barcelona. Su objetivo al frente del legado
museográfico de Dalí fue claro y ha sido cumplido con creces: proyectar la
herencia de Dalí por todo el mundo. Para ello promovió los tres museos del
llamado 'triángulo daliniano' (Figueres, Púbol i Port Lligat), impulsó un
ambicioso programa de exposiciones internacionales y organizó la gestión del
patrimonio del pintor en dos áreas: una de artística, que poso en anos de
expertos en la obra de Dalí, y otra de administrativa y comercial. La gestión
de la explotación y la lucha conta el fraude y por la protección de la
propiedad intelectual del pintor fueron sus grandes campos de batalla. Las
colas que hay cada día frente al museo de Figueres son la muestra palpable del
resultado de su gestión.
Esa misma determinación en su trabajo de gestor le llevó a firmar con el
alcalde Pasqual Maragall la retirada de las vías del tren del frente marítimo
de Barcelona antes de que la ciudad obtuviera los Juegos. Antes, había comprado
Bedeaux España junto a Enric Massó, ex alcalde de Barcelona, una empresa en la
que entró a trabajar en 1955 y de la que terminó siendo consejero delegado en
1982. También había asesorado a los astilleros de Vigo, donde conoció a su
esposa, Carmen Ruíz de Aguiar, con quién se casó en 1955 y tuvo tres hijos. De
carácter fuerte y decisiones tan pensadas como contundentes, Boixadós aprendió
de la experiencia, valor en el que siempre creyó. Según había declarado, su
ingente capacidad de trabajo se fundamentaba en dormir mucho y comer poco. Este
mismo 2017 la Generaliat la ha concedido la Creu de Sant Jordi.
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