Para hacerse cargo de un negocio vinculado a la moda en plena postguerra se
había de ser muy atrevido, aunque la empresa produjera una prenda tan poco
susceptible a las tendencias, en aquella época, como la corbata. Eduard
Castellet (Barcelona 28 de marzo de 1930) dejó los estudios a los catorce años
y entró a trabajar en la fábrica familiar de corbatas. Mientras su hermano,
Josep Maria (Barcelona 1926-2014), estudiaba derecho, él se convirtió en
empresario autodidacta. En 1947 ya era el gerente de la empresa. En plena
autarquía "La única forma de mejorar
el producto", me contó una vez, "era visitar las ferias italianas, preguntar como trabajaban, tomar
notas, inspirarnos en sus diseños y, sin imitarlos, seguir sus pasos".
Su hermano fue crítico literario, escritor, editor y director de Edicions 62.
Él, fabricante de corbatas en una España sin colores ni diseños, fue un
apasionado de la literatura, el cine y el arte, que se formó leyendo sin parar
durante la larga temporada que la tuberculosis lo tuvo postrado en la cama. Y,
cuando en 1995, dejó la empresa, se dedicó en cuerpo y alma a la cultura.
Eduard Castellet i Díaz de Cossío falleció el viernes en Barcelona a los 87
años de edad siendo presidente emérito de la Fundació Joan Miró de Barcelona.
La institución de la cual fue su cuarto presidente comunicó el deceso.
Del 1969 al 1992 fue presidente del Club de a Corbata y vicepresidente de
la Federación Internacional de Industrias de la Corbata (FIIC). Pero para
entonces ya había comenzado a repartir su tiempo entre la empresa y la cultura.
En 1960 fue editor de la revista Promos, miembro de la Fundació Phonos,
dedicada la música electroacústica e impulsada por Josep Maria Mestres
Quadreny, miembro fundador de la Fundació Llorenç Artigas, dedicada al eminente
ceramista y, en 1989, fue nombrado presidente de la Fundació Joan Miró de
Barcelona.
Eduard Castellet fue el presidente de la segunda ampliación del centro
artístico. También consiguió el depósito de la colección de obra mironiana de
Kazumasa Katsuta, una de las mas importantes del mundo y organizó la exposición
conmemorativa del centenario de Joan Miró, además de las dedicadas a Mark
Rothko, Alexander Calder y eduardo Chillida. La que fue directora de la
Fundació, Rosa Maria Malet, destaca la responsabilidad en sus funciones y el
respeto hacía el trabajo del equipo, cosa que propició un muy buen ambiente.
Apasionado por todos géneros culturales, se dedicó también a la escritura.
Unos años antes de jubilarse como empresario, Eduard Castellet abordó su
autobiografía de infancia y juventud en tres volúmenes: Norbury (1987), L'edat breu
(1989) i Passeig enrere (2000).
Castellet también estuvo vinculado a las Joventuts Musicals y al Centre
UNESCO, además de ser miembro de la Associació d'Escriptors en Llengua
Catalana. La Generalitat le concedió la Creu de Sant Jordi en el 2012. Y nunca creyó
que llevar corbata fuera un símbolo clasista o cosa de la gente de derechas.
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