Que uno de los principales centros de investigación oncológica, el
Vall d'Hebrón Institut d'Oncologia, reconozca en palabras de su director, Josep
Tabernero, que "sin la fundación
privada Cellex no seríamos nada", dice muy poco sobre las políticas
gubernamentales en materia de investigación y desarrollo científico. Si este
país sobresale ligeramente del subdesarrollo en ciencia es gracias a personas
particulares, y a menudo casi anónimas, como Pere Mir, creador en 2002 de la
Fundación Cellex y auténtico líder del mecenazgo científico que falleció en
Barcelona el viernes a los 97 años de edad.
"Sin Cellex y Pere Mir, ni
yo ni muchos otros no podríamos competir con los investigadores de EE UU, Reino
Unido y Alemania en la Champions de la investigación", reconoce Manuel
Esteller, director del programa de Epigenética y Bilogía del Cáncer del
Instituto de Investigaciones Biomédicas de Bellvitge, un líder mundial en
epigenética. Pero a pesar de ello, Pere Mir pasó por la vida como una de las
personas humanamente tan excepcional como discreta. Persona absolutamente
desconocida por el gran público, su defunción no se ha dado a conocer hasta que
sus cenizas han descansado en el panteón familiar del cementerio de Vilassar de
Mar (Maresme). El jueves, la parroquia de esta localidad acogerá un funeral en
su memoria. Así se cierra simbólicamente el círculo de filantropía personal que
comenzó en 1960, cuando Mir hizo un primer donativo a la residencia de ancianos
Casa Pairal, de este población costera. Pere Mir nació en Barcelona en 1939.
Químico y empresario, tenía en su haber más de veinte patentes, de entre las
cuales destaca una fórmula para extraer formol de la madera. Con los beneficios
de la venta de Derivados Forestales, en 2002, Mir creó la fundación Cellex,
destinada a financiar proyectos científicos ambiciosos, y que acogieron, entre
otros, a Josep Baselga, director
médico del hospital Memorial Sloan Kettering de Nueva York.
La fundación Cellex destimo en su día 16 millones de
euros a la puesta en marcha del Institut de Ciències Fotòniques,
referencia mundial en fotónica. El Instituto de Oncología de Vall d’Hebron
también tiene desde el 2015 un edificio de siete plantas íntegramente
financiado por Cellex, y el instituto Idibaps del hospital Clínic,
dispone de un Centre de Recerca Biomèdica Cellex de más de 5000 metros
cuadrados. Además, Sant Pau, Germans Trías i Pujol o Sant Joan de Déu también
han recibido la ayuda de Cellex en sus proyectos de investigación. Además financia
el Centro de Formación Interdisciplinaria Superior de la UPC e impulsa un
programa destinado a estudiantes de bachillerato con un alto nivel de
matemáticas. En total, más de 120 millones de euros invertidos durante quince
años en ciencia e investigación. La fundación tiene programadas inversiones
hasta 2020.
"Se vive
más tranquilo sin ser famoso", había declarado a un periódico en una
de sus escasísimas apariciones en los medios. Aficionado a pilotar avionetas y
a navegar, Pere Mir vivió con pasión y calma, pero su legado moviliza a toda la
sociedad que, sin su altruismo, sería más pobre y necia.
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