Si a los seis años estás mirando 'El
signo de la cruz', de Cecil B. DeMille, y te das cuenta de que, lo que
quieres hacer de mayor, es dedicarte al cine, eso es pasión. Y la pasión es
imparable, indestructible e insensible a la razón. Antoni Llorens fue toda su
vida un apasionado del cine. El cine se lo dio todo y se lo quitó todo, le
llenó de deudas tanto como lo hizo feliz: 'Es
el mejor negocio porqué lo amo y me divierte, pero hace treinta años que no
funciona económicamente' confesó. A pesar de ello, Llorens dedicó toda su
vida al cine, desde que vio aquella peli de DeMille de niño, hasta ayer, en que
con 76 años, falleció en el hospital de Reus.
Antoni Llorens Olivé (Cambrils 1940) ha sido una figura clave en el cine
catalán y español por muchos motivos. Primero porqué era una de sus caras y
personalidades más populares en toda Europa. 'Se paseaba por Canes saludando y charlando con todo el mundo: actores,
directores, productores o distribuidores. Todo el sector lo conocía y apreciaba
su tesón para sacar adelante los proyectos', recordaba la productora Isona
Passola, presidenta de la Academia del Cine Catalán. Segundo porqué, como
distribuidor, tenia un olfato especial para los éxitos: 'Terminator', 'La mujer de
rojo', 'Platoon', grandes títulos
de Woody Allen como 'La rosa púrpura del
Cairo' o 'Hannah y sus hermanas',
y también 'Pulp Fuction', 'Ojos negros', 'Cinema Paradiso', 'Como agua
para chocolate', 'El paciente inglés'
o 'La vida es bella' entre muchos otros.
Y tercero porqué fue el productor clave en las carreras de directores como
Pedro Almodóvar ('Mujeres al borde de un ataque de nervios' y 'La ley del
deseo'), Antonio Chavarrías, Marc Recha, Francesc Bellmunt, Ventura Pons o
Carles Bosch, cuyo documental Balseros fue candidato a los Óscar.
Tras haber trabajado para algunas productoras, y con el fin de poner en
marcha toda esta gestión industrial, Llorens creó en 1980 Lauren Films, cuya
cara más conocida fueron las salas de cine. Llegó a tener hasta un centenar de
salas en toda España, pero la crisis y los cambios de hábitos en el consumo
audiovisual fueron minando lentamente el proyecto.
En 1997 la Generalitat le galardonó con el Premi Nacional de Cinema por 'su continua labor en la promoción de la
industria del cine, la creación de una red de salas en Catalunya y la difusión
del cine catalán y del doblado al catalán'.
Pero los tiempos estaban cambiando a una velocidad de vértigo. La idea de
1999 de crear una cadena de televisión, con sede en Tarragona, con la que hacer
competencia a TV3, se trocó en 2015, con al 21% de IVA, en el cierre de sus últimas salas: los Lauren
Universitat. Atrás quedaban los Lauren de Sant Andreu, Horta, Gràcia, las diez
salas de Viladecans y las de Lleida o Vilanova i la Geltrú. Incluso la vieja
amistad con Woody Allen quedó afectada por el cambio de productora de la
película barcelonesa del director, un símbolo de esos nuevos, y no
necesariamente buenos, tiempos. El filme que, producido por Lauren, en 2004 iba
a llamarse 'Midnight in Barcelona',
un año después fue producido por Mediapro y se llamó 'Vicky Cristina Barcelona'. En todo apasionado por el cine hay una
historia parecida a la de Cinema Paradiso. Antoni Llorens ya lo sabía cuando se
izo con la distribución del film de Tornatore.
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