16/6/15

Romà Vallès, el último informalista

A finales de los cincuenta no debía ser nada fácil introducir nuevas formas de entender las artes plásticas. Por aquel tiempo Romà Vallès (Barcelona 1923), un joven pintor que había estudiado en las Escuelas Francesas de Barcelona, muy interesado en la poesía española y que, tras licenciarse en Bellas Artes, había viajado por Europa con becas o sin, dio a conocer las series Cosmogonías que fueron muy celebradas por críticos como Juan Eduardo Cirlot. En exposiciones como la de la galería madrileña Fernando Fe (1957) o la del Ateneu de Barcelona (1959), Vallès hizo su primera gran aportación a la pintura abstracta, a la cual él había derivado a través del expresionismo abstracto norteamericano. El informalismo había llegado y no todo era Antoni Tàpies. Con la muerte este lunes, a los 91 años, de Romà Vallès la era informalista ha concluido.
El largo recorrido de Vallès por la abstracción puede verse desde el pasado 4 de junio en el Centre Cultural Terrassa, que ha abierto un espacio dedicado al pintor a partir de la donación que él mismo hizo de 680 de sus obras tras quedar muy satisfecho por la retrospectiva que la fundación de Caixa Terrassa hizo en 2013. En la documentación que también cedió se compilan las más de cien exposiciones que realizó a lo largo de su vida, tanto en España como en Europa y América. Aunque si hay dos muestras que el artista siempre destacó en su carrera fueron la que comisarió Pepe Corredor Mateos en la Pía Almoina Barcelonesa en 1998, que le devolvió el protagonismo que injustamente había perdido años atrás tras distanciarse de Tàpies, y la que realizó la Fundació Vila-Casas en 2012.
Antes de irrumpir de pleno en el panorama artístico, Vallès fue profesor del instituto Ferran Casablancas de Sabadell, donde contribuyó a difundir la pintura y llegó a ser director. Con Antoni Cirici fundó la escuela de arte del FAD en 1959 y, del 65 al 69., fue profesor de la escuela Massana de Barcelona. Por aquel tiempo, la irrupción del pop influyó en su obra. Tras la anulación del color en los 50, llegó la época de los collages, del color y de la imagen inmediata.
Su desencuentro con Tàpies y su actitud de no tomar partido en política dejaron a Romà Vallès un poco al margen del circo artístico catalán; una cosa muy habitual en este país, que suele pagar así a sus mejores mentes que no practican el seguidismo. Pero él, desde su retiro en Teruel, siguió pintando y esperando su momento. El espacio estable que le dedican en Terrassa y las obras suyas que van a estar en la gran exposición de los años 40 y 50 que va a inaugurar el próximo julio el MNAC, pueden servir para que la figura de este promotor de la abstracción consiga el sitio que se merece en la historia de las artes plásticas catalanas. Solo faltará que el MACBA, del cual él fue impulsor, desempolve sus cuadros que debe tener guardados en algún depósito.