27/8/16

Joaquim Barraquer, el mago de la vista

Principios de los años sesenta. Mal asunto ser de familia humilde y estar quedándose sin vista a los cuatro años. Pero había esperanza para unos padres resignados: Joaquim Barraquer y el Hospital de Sant Joan de Déu. Aquel niño recuerda perfectamente el frondoso jardín que desembocaba en el chalet noucentista del antiguo hospital, el olor a cloroformo, los quince días con ambos ojos tapados, e incluso algún juguete que le regalaron durante la convalecencia y que reconocía gracias a su extraordinario sentido del tacto. Y luego, caminando del brazo de su padre por el jardín que ya creía no volver a ver jamás, el dolor del esparadrapo al arrancar los parches, y de nuevo la vista; borrosa al principio, esclareciéndose lentamente después. Una vista para toda la vida, para jugar, estudiar y escribir montones de artículos y libros. Para descubrir el mundo y ser quién soñaba ser. Fue el oftalmólogo Joaquim Barraquer i Moner (Barcelona 1927) quién devolvió la vista a aquel niño que la perdía por momentos. Y es este quién ahora tiene la obligación de contar a sus lectores que el doctor Barraquer ha fallecido en Barcelona a los 89 años de edad.
Nieto e hijo de oftalmólogos, Josep Antoni Barraquer (1852-1924), tío del cardenal Vidal i Barraquer, y Ignasi Barraquer (1884-1965), Joaquim siguió la tradición familiar estudiando medicina en la Universitat de Barcelona (1945-1951) y doctorándose en Madrid en 1955. Se dice que a los once años ya asistía a las operaciones que realizaba su padre, y a los trece ya ayudaba en las operaciones de cataratas. Así, y haciendo todo tipo de tareas mecánicas, aprendió la destreza necesaria para convertirse en uno de los más reputados cirujanos oftalmológicos del mundo. En 1957 se doctoró en medicina y cirugía por la universidad de Guayaquil (Ecuador), y en 1965 por la universidad de Bogotá (Colombia). Cinco años después fue nombrado catedrático de cirugía ocular de la Universitat Autònoma de Barcelona. Llegó a ser doctor honoris causa o profesor honorario de 11 universidades de todo el mundo, además de dirigir el Instituto y Centro Oftalmológico Barraquer y de fundar el Banco de Ojos para Tratamientos de Ceguera.
Los trasplantes de córnea, el glaucoma, la miopía y la cirugía de cataratas han sido los terrenos donde desarrolló su labor de investigación de forma pionera, en muchos casos, al introducir el uso avanzado del microscopio en oftalmología, un instrumento poco usado por entonces en su especialidad. Así diseñó una lente ocular capaz de corregir miopías de entre 10 y 30 dioptrías. Con todo ello, a partir de 1958, Joaquim Barraquer desarrolló el procedimiento que facilitó la extracción intracapsular y total de la catarata.
Por todo ello Barraquer recibió distinciones como La Medalla de Oro al Mérito Civil, la Medalla de Oro del Trabajo, la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio, la Creu de Sant jordi, la Medalla Josep Trueta de la Generalitat de Catalunya, la Ophthalmology of the Millenium Gold Medal, la Medalla de Oro Alfonso Motolese del Parlamento italiano y la Medalla de Oro al mérito de la República del Líbano. Era miembro de una cuarentena de asociaciones científicas y de más de cincuenta sociedades médicas.
Pero los reconocimientos y distinciones nunca apartaron a Joaquim Barraquer del auténtico sentido humanista de su profesión. Junto a sus hijos, Rafael y Elena, en 2003 creó la Fundació Barraquer con la finalidad de proporcionar tratamientos oftalmológicos en las zonas más deprimidas del planeta. Vendió el Mercedes que el rey Faruk había regalado a su padre, y del que solo habían tres ejemplares en todo el mundo, y con aquel capital la Fundació emprendió su primer viaje humanitario al Senegal (2004). De la misma manera que, en los sesenta, Joaquin Barraquer había operado a niños barceloneses con pocos recursos, hoy su hija Elena ha hecho suyo el reto profesional de su padre.
La capilla ardiente del eminente oftalmólogo está abierta a partir del sábado a las diez de la mañana en el tanatorio de Sant Gervasi, en Barcelona. Las exequias tendrán lugar en el mismo tanatorio el domingo a las 11.45.