22/8/16

Benet Rossell, el artista total

A finales de los sesenta el artista dejó de ser el dios máximo del arte. El artista aportaba el concepto y la idea, pero la obra se construía en la mente del espectador. Joseph Beuys, Richard Hamilton o Marcel Duchamp sentaron las bases del arte conceptual. Antoni Miralda, Jaume Xifra, Joan Rabascall y Benet Rossell coincidieron en la legendaria India y Nepal de 1968. Aquel fue un viaje decididamente iniciático en el cual establecieron las bases del conceptualismo. Y, tras la polémica con Antoni Tapies en las páginas de la Vanguardia en 1973, el arte conceptual se consolidó en Catalunya. Granollers, Terrassa, Sabadell o Lleida y salas como el Espai 10, la Petita Galeria o la Sala Tres descentralizaron la difusión del arte contemporáneo y joven. Barcelona y las galerías tradicionales comenzaron a dejar de ser los templos absolutos. Benet Rossell (Àger 1937) fue uno de los protagonistas de una de las revoluciones más importantes del arte en el siglo XX. El artista falleció el domingo a los 78 años por complicaciones en la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que padecía.
Nacido en la pequeña localidad de Ager, (La Noguera) plena sierra del Montsec, Benet Rossell se licenció en derecho (1956), económicas (1958) y sociología (1962), se diplomó en teatro por la Université International de Théâtre de París en 1964, y en cine en el Comité du Film Ethnographique. Esta intensa formación fue fundamental para entender que, lo que realmente le importaba, era el mensaje. A la vuelta de Oriente realizó montajes cinematográficos y cortometrajes sobre los diversos movimientos sociales de la época, pero sin abandonar las artes plásticas. De esta época son sus 'benigrafías' (en palabras de Josep Miquel García, uno de los mejores conocedores de su obra), trabajos de elaboración casi automática, realizados con tinta china y de clara reminiscencia oriental.
Durante los setenta continuó realizando filmes como Calidoscop, París la comparsita o Biodop. Se interesó por el vídeo y trasladó sus dibujos en tinta china sobre película sin emulsionar a las vitrinas del Espai 10 de la Fundacío Miró. Rossell forjó su discurso artístico en estancias en Nueva York y Barcelona, pero a principios de los 80 se instaló en Lleida, ciudad que acoge dos esculturas urbanas suyas: 'arbre paer' y 'l'ametlla com balla'. Sin duda Benet Rosell ha contribuido de manera esencial a situar la capital del Segrià en el panorama artístico.
Escultor, pintor, cineasta, video artista y con incursiones en la poesía, Benet Rossell ha sido calificado como un artista total. La palabra y el objeto son los elementos que le permitieron penetrar en espacios desconocidos y, a través de ellos, elaborar un sistema simbólico cargado de referentes textuales. Su poética de la fragilidad se sostiene en un fuerte espíritu crítico e irónico. Como decía el texto del catálogo de la exposición 'Paral·lel Benet Rossell' que el MACBA le dedicó en 2010, "a pesar de su apariencia abstracta, toda su obra tiene un marcado componente narrativo, tras el cual se esconde, con discreción, la vida del artista".