29/5/10

Miquel Cors, precursor del 'star system' autonómico

Allá por 1994, cuando los héroes de la televisión eran anglosajones o casposos herederos de la tele en blanco y negro de la dictadura, apareció un protagonista llamado Antonio Aiguader, bigotudo propietario de un súper de barrio, padre de una pareja de adolescentes que se las traían y marido de una mujer de lágrima débil pero voluntad férrea, y convenció a los espectadores que siguieron la serie Poblenou / Los mejores días por las televisiones autonómicas, de que otro ‘star system’ era posible. El actor Miquel Cors (1948), protagonista del primer culebrón de TV3 junto a Joel Joan, Gemma Brió y la impresionante Margarida Minguillón, falleció el jueves en Barcelona a los 61 años víctima de un infarto. Su ya débil corazón no resistió más las emociones de la escena.
Cors y Minguillón fueron los precursores del ‘star system’ español que hoy puebla todas las pantallas y triunfa en las audiencias. La proximidad al espectador, algo insólito por entonces, la larga y fecunda trayectoria profesional de ambos ya en aquel tiempo y una producción y realización ágil y moderna, convirtieron a Antonio y a Rosa en una suerte de parientes de miles de familias en algunas de las comunidades con televisión autonómica. Estrenada el día 10 de enero de 1994, solo en Catalunya, la serie tuvo una media de 748 mil espectadores diarios a lo largo de los casi 200 episodios que tuvo, y desembocó en las secuelas ‘Rosa’ y ‘Rosa, la lluita’, ambientadas ambas en Manresa. Todas estas producciones estuvieron dirigidas por Joan Bas y Jaume Banacolocha con guión del dramaturgo y reciente premio nacional Josep María Benet i Jornet. A pesar del éxito, los inicios no fueron nada fáciles, todo era nuevo y todos eran novatos en lo de los culebrones, por eso la dirección de la televisión catalana confió en el protagonismo de Miquel Cors; suponía una garantía y lo fue.
Cuando Miquel Cors desembarcó en la televisión su hoja de servicios sobre el escenario era intensa y diversa. Había comenzado como cantautor de la Nova Cançó donde, a pesar de que no fue un ídolo de masas, popularizó el tema ‘Fill de vidua’, un poema de Pere Quart en el cual satirizaba la burguesía barcelonesa falsamente catalanista de los sesenta. Años después fue el rockero Oriol Tramvia quien la versionó en un memorable disco grabado en directo en el viejo Zeleste. La huella de Cors en la música hizo lo suyo.
Activista, comprometido con su tiempo, sui país y la cultura, Miquel Cors participó durante los 70 en l’Assemblea d’Actors i Directors, una excitante experiencia de autogestión y asambleísmo que dio insólitos productos como ‘Flors, turbans i barretines’ (una premonición?), además de poner la semilla al festival Grec, antes de escindirse. Llegado ese momento Cors se unió al ala más radical, l’Assemblea de Treballadors de l’Espectacle, con quienes protagonizó la espectacular, festiva y casi revolucionaria ocupación del antiguo mercat del Born de Barcelona, al que, poco después, convirtieron durante tres días en un enloquecido festival escénico a partir de un Tenorio en el cual Pau riba era un Doña Inés rockera. Viejos buenos tiempos aquellos en que, muerto Franco, todos creíamos que la calle ya no era de nadie más que de los ciudadanos y que la fiesta era posible en todo momento y con toda libertad. Por aquel tiempo Cors creó junto a Silvia Munt una compañía en la que pudo demostrar la multiplicidad de sus registros actorales.
Además de dedicarse al doblaje, Cors apareció en películas como ‘Mi hermano del alma’, ‘Material Urbano’ o ‘El truco’. Recientemente tuvimos ocasión de verlo por última vez en el teatro en ‘Escenas de un matrimonio / Saraband’ en el Teatre Nacional de Catalunya.
Miquel Cors, boina calada al estilo del Ché en aquellos días del Born, no dejó jamás de creer en la libertad sin cortapisas, por eso se convirtió en un activista anti especulación en su Valldoreix (un agregado de Sant Cugat del Vallès) de adopción, una de las zonas próximas a Barcelona donde el ladrillo se paga a precio de lingote de oro. Que poco se debía imaginar el por entonces joven alcalde Lluís Recoder que el actor le tildaría de ‘faraón’ en el pregón de las fiestas de la ciudad que él mismo le había invitado a leer. Al Antonio del súper no se le vencía fácilmente.