4/7/16

Testigo directo. Muerte de una compañía aérea

No hay cosa que me fastidie más que levantarme a las 4 de la madrugada y pasar la mañana entre bostezos esperando embarcar. Pero para mi sorpresa todo fue sobre la marcha, y a la hora prevista el Airbus rodaba por la pista camino de Orly. Hasta que, pasados veinte minutos, el comandante anunció que volvíamos a Barcelona porqué llevábamos una compuerta de la bodega abierta. Entre una cosa y otra llegué a París con hora y media de retraso. Nos dieron un vaso de agua.
A la vuelta los retrasos y anulaciones daban mal rollo. Horas tirado en el asiento de plexiglás de una terminal armónicamente cutre no me ponen de buen humor, precisamente. La felicidad que me dio el Vidre de meravelles de Barceló i la antológica de Klee se fue a la mierda. La gran cantidad de niños que, tras pasar una días felices en Eurodisney, perdieron la alegría por no poder llegar a casa a la hora razonable que les toca por edad, era un insulto. A los sátrapas del neoliberalismo, como el tal Alex Cruz, les importa un bledo el daño moral que infringen a sus clientes, un mal nunca resarcido por disculpas que pidan; son gratis.
Una compañía incompetente para cumplir su razón mercantil es empresa muerta. Me lo decía una operaria de handling de Orly, la única persona que informó verazmente a los viajeros acumulados en el hall 1: "lo que le sucede a Vueling es por pura codicia". Creíble, teniendo en cuenta que el pasado año ganó el triple de lo previsto. Antes un sujeto del personal de tierra insistía en el mostrador: "mi compañero les informará una vez hayan pasado el control". Una vez pasado el control no había nadie de Vueling, claro.
Mentiras, contradictorias promesas vía whatsapp que ahondaban en el desasosiego, desinformación y el tiempo entre nervios jugando con la angustia por llegar a casa como sea.
Por fin el avión, se da prisas al personal de cabina, nos acomodamos como un rebaño, y, con cinismo cruel, el comandante se disculpa por el cambio de aeronave por avería y nos desea un buen vueling. A ver: o mintió para enmascarar la pésima gestión y el afán de lucro sin límite o, peor, además de no cumplir, este gente usa aviones en mal estado. Varios pasajeros habían padecido averías en los viajes de ida a lo largo de la semana como sufrí yo el jueves.
Despegamos, pasan el carro de bebidas, cobrando.
En la madrugada de domingo el Prat parecía Idomeni, pero a Vueling no le importa otra cosa que su cuenta de resultados.