31/8/10

Carlos Torreiro, pasión por la información


Para un periodista es difícil ser coherentemente crítico en esta sociedad en que la información termina siendo un cambalache donde, por encima de la realidad, a menudo se impone una costra falsamente informativa formada por intereses políticos, favores debidos y miserias personales. Carlos Torreiro (Montevideo 1960), fallecido el sábado en Barcelona, era uno de esos periodistas que no pasan desapercibidos porqué su pasión por el oficio y la vida les impide rebajar el linde de su dignidad aún a sabiendas de que dejan de caer simpáticos a algunos. Ser considerado así es el precio de la coherencia que Carlos mantuvo hasta el último aliento de su vida. Al final, el mismo corazón que le ayudó a vivir sin claroscuros y diciendo siempre lo que pensaba de las cosas y las personas, le hizo una jugarreta la madrugada del domingo. Actualmente era el director de contenidos e informativos de la Xarxa Audiovisual Local, el grupo multimedia vinculado a la Diputación de Barcelona que gestiona COM Ràdio, la Xara de Televisions Locals, de la que era el jefe de informativos desde 2004, y el digital LaMalla.cat.
Carlos Torreiro se vino a Barcelona siendo un adolescente junto a sus padres y su hermano Mirito, también periodista. Tras licenciarse en periodismo Radio Barcelona, Radio Nacional, Antena 3 y Televisión española fueron medios que conocieron su tesón profesional y su clara vocación hacia los medios audiovisuales. Entre los años 2000 i 2004 fue director de Radiotelevisió de l’Hospitalet, donde pudo comenzar a poner en práctica sus potentes ideas acerca de la comunicación audiovisual de proximidad. El éxito de la moderna información y programación de la Xarxa de Televisions Locals tiene mucho de su estilo. A ello dedico los últimos años de su vida, desde 2004 hasta que la muerte le sorprendió fatídicamente una madrugada. En castellano, en catalán o en gallego, por su ascendencia, Carlos Torreiro es y será un referente para la comunicación local.

30/8/10

Raimon Panikkar, el hombre de las tres religiones

Cuando en 1987 Raimon Panikkar volvió a Catalunya para instalarse en el pequeño pueblo de Tavertet(Osona), donde falleció anteayer a la edad de 91 años, resumió su periplo vital, intelectual y espiritual diciendo que había salido de España siendo cristiano, se descubrió hindú y se volvió budista sin abandonar el cristianismo. Este viaje religioso y humanista convirtió al filósofo en un referente en la fecundación cultural entre Oriente y Occidente, sin duda uno de los símbolos que ha de contribuir a alumbrar el nuevo mundo nacido de la globalización y los conflictos étnicos.

Nacido en Barcelona en 1918 hijo de un industrial indio y de madre catalana, Panikkar fue ordenado sacerdote en 1946. Vivió en roma, estados Unidos y la India, país que visitó por primera vez en 1955 y al cual siempre se sintió estrechamente ligado.
Si occidente le dio una solida formación intelectual y el reconocimiento internacional, doctorándose en Filosofía, Química y Teología en Roma, donde fue nombrado ‘Libero’ docente, enseñando en las universidades de Madrid, Montreal, Varanasi, Bangalore, Santa Barbara y Harvard, donde en 1966 fue nombrado profesor y impartiendo clases de estudios religiosos en la Universidad de California, la India le dio la capacidad para comprender “la armonía invisible que hay entre las voces discordantes de las diferentes tradiciones humanas”.
Inclasificable, plurilingüe i multicultural, Raimon Pánikkar (que mantuvo el apellido indio, al contrario que su hermano Salvador que lo castellanizó) ha sido y será por años que pasen el referente a la hora de hablar de los imprescindibles puentes de diálogo entre civilizaciones, más allá de cuantas iniciativas políticas promueva la geoestratégia internacional.
Pero su pensamiento no es solo referencia para intelectuales y estudiosos, y eso que sus ochenta libros lo consolidaron como uno de los filósofos contemporáneos más prestigiosos; sino, y ahí está otro de sus enormes méritos, es un símbolo para todo tipo de público, a quién siempre supo dirigirse. Sus evocadas intervenciones en Catalunya ràdio fueron algunos de los momentos de mayor audiencia de la radio de la Generalitat.
Si ‘Una introducción al ateísmo religioso’ o ‘El silencio de Buda’ fueron algunas de sus obras más complejas y que le aportaron mayor reconocimiento internacional, títulos como ‘Invitación a la sabiduría’ ‘Elogio de la sencillez’, ‘La plenitud del hombre’ o ‘La nueva inocencia’, son libros que se han convertido en ‘long sellers’ del ensayo, tan popular como riguroso, situándose radicalmente en las antípodas de los propagandistas de la psicología de las emociones y otras modernas imposturas morales de este tipo.
Amigo de Jürgen Habermas y Hans Küng, nunca quiso confirmar que fuese consejero del papa Ratzinger. Panikar era presidente de la organización no gubernamental francesa Inodep, del Center for Crosscultural Religious Studies de California, era miembro del Centre d"Estudis Interculturals de Catalunya, de la Sociedad Española de las Religiones en Madrid, de Institut Internacional de Philosophie de París y del Tribunal Permanente de los Pueblos en Roma. Cunado regresó definitivamente a Catalunya fundó y presidió Vivarium, una fundación dedicada a promover el diálogo intercultural.
Fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura en 1961 y le fue otorgada la Creu de Sant Jordi en 1999, la Medalla de Oro al Mérito Cultural de Barceloina en 2009, el título de Chevalier des Arts et des Letres en Francia en el año 2000 y la Medalla de la presidencia de la República italiana en 2001.
La capilla ardiente por Raimon Panikkar se instaló en la sede de la fundación en Tavertet hasta este mediodía, cuando se oficiará una misa íntima para los familiares. El sábado 3 de septiembre se oficiará el funeral público en la Abadía de Montserrat.

6/8/10

Teresa Cervelló, jueza del caso ‘Treball’

Teresa Cervelló, magistrada del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya y instructora del caso Treball sobre la financiación irregular de Unió Democràtica de Catalunya (UDC) a través de subvenciones del Departament de Treball, falleció el pasado día 5 a los 60 años de edad tras una larga enfermedad. Cervelló fue la primera magistrada nombrada por el Consejo General del Pode Judicial a propuesta del Parlament de Catalunya.
Emparentada con la que fue consellera de justicia de los últimos gobiernos convergentes, Núria de Gispert, resultó muy duro para la jueza llevar adelante entre recusaciones la instrucción del caso Treball. La sentencia condenó a dos altos cargos de la Generalitat, siendo absuelto el entonces conseller de Treball, el democristiano, Ignasi Farreras.
Teresa Cervelló (Montblanc 1950) fue una mujer valiente, íntegra y de una profesionalidad humanista, una característica especialmente destacada por sus compañeros en un momento en que hay sentencias que parecen emanadas de forma automática por un simple programa informático. Esa forma apreciada de dictar justicia le venía de una larga y fecunda carrera como abogada desde 1972, cuando se licenció en derecho por la Universidad de Barcelona y comenzó a ejercer. Se especializó en derecho civil y derecho procesal civil con especial incidencia en arrendamientos, sucesiones y derecho civil catalán. Seguro que los estudiantes a los que dio clases en la Universidad de Barcelona la recuerdan así.
Cervelló fue además miembro del patronato de la Fundació Jaume Bofill y de l’Associació Catalana de Juristes Demòcrates. También fue vocal del Consejo Rector del Observatori de Dret Privat de Catalunya y miembro del Consejo Rector de l’Escola de Pràctica Jurídica del Col•legi d’Advocats de Barcelona. Ejerciendo de abogada dirigió el departamento de Derecho Civil, del bufet Cervelló, Gil-Vernet, Martí, Orpinell Solé, advocats associats, de Barcelona, del que fue socia fundadora en 1973. Tenía la medalla del Col•legi d'Advocats de Barcelona. Quizás por ese carácter humanístico fue árbitro del Tribunal Arbitral de Barcelona.
Como buena montblanquina siempre que pudo regresó a su ciudad. La concesión del premio a la excelencia de la Fundación Martí l’Humà fue para la magistrada uno de los motivos de mayor alegría de estos últimos años, y no desaprovechó la posibilidad que le brindaron para reivindicar sus raíces. Y es que así se fundó Montblanc, cuando el carro que llevaba la virgen de la Serra se negó a seguir avanzando. La princesa griega Irene Làscaris, que iba en comitiva hacia Zaragoza, comprendió que allí debía crear un convento, núcleo original de la villa. La virgen es a patrona de Montblanc.
El funeral tendrá lugar hoy al mediodía en el tanatorio de Les Corts de Barcelona.